La inflación de la zona euro en tasa interanual ha marcado en agosto un nuevo máximo de toda la serie histórica al situarse en el 9,1%. Son dos décimas más que la registrada en julio, cuando registró un 8,9%.
Vuelve a ser, por tanto, el mayor encarecimiento de los precios en la eurozona, según los datos avanzados de Eurostat.
Asimismo, es más de cuatro veces el objetivo de estabilidad de precios del 2% del Banco Central Europeo (BCE), presionando más a la autoridad monetaria.
Así, su Consejo de Gobierno se reunirá la semana que viene y, con este dato, es previsible que tome una decisión más agresiva.
Podría elevar los tipos de interés en 75 puntos básicos, en vez de en otros 50 puntos básicos, como hizo en julio.
Pese a que el incremento interanual del precio la energía se ha desacelerado al 38.3%, los precios en la zona euro han seguido subiendo.
Además, el precio de los alimentos frescos también bajó dos décimas en el octavo mes del año, hasta el 10,9%, desde el 11,1% de julio.
En cambio, en agosto, se han encarecido los servicios, concretamente, un 3,8% interanual, es decir, una décima más que en el mes anterior.
Sin embargo, los precios de los bienes industriales no energéticos se incrementaron un 5%, mientras que en julio lo hicieron en un 4,5%.
Por otro lado, descartando el impacto de la energía, la inflación de la zona euro, en tasa interanual, se situó en el 5,8% en agosto. Es decir, cuatro décimas más que en el séptimo mes del año.
Una inflación de la zona euro que también es récord en la subyacente
Además, si se excluyen también los precios de los alimentos frescos, el alcohol y el tabaco, la inflación subyacente escala hasta el récord del 4,3%. Son tres décimas más que en el julio.
Por otra parte, nueve de los países de la eurozona han registrado aumentos de precio de doble dígito.
Así, las cifras más altas se dieron en Estonia (25,2%), Lituania (21,1%) y Letonia (20,8%).
Sin embargo, donde se registraron los aumentos menos pronunciado fue en Francia (6,5%), Malta (7,1%) y Finlandia (7,6%).
En España (10,4%), el IPC armonizado se situó en el octavo mes del año en el 10,3%, bajando cuatro décimas desde el 10,7% de julio.
Por tanto, el diferencial de precios desfavorable, comparando con la media de la eurozona, se ha reducido un 1,2%.
Sí, la temida inflación europea está en el 9,1 demostrando la incapacidad de los mercados para ajustar los precios en cuento los problemas escapan a lo “habitual”; y sobre todo cuando la oportunidad es la apropiada para una reproducción capitalista que, por injustificada, permite un desplazamiento de rentas expropiatorio para sus jerarcas. Y después de una crisis, organizada por su doctrina, que exploto en 2008 colocando al mundo a punto del colapso, de la que aun no nos hemos recuperado, seguimos sin enterarnos que los responsables de esta forma económica expropiatoria que coloca a muchos al borde del precipicio para el bien de los pocos, siguen imponiendo las reglas que hacen imposible que anticipemos medidas que frenen lo que luego tenemos que recomponer con el doble de sacrificio. Ya estamos en una situación de riesgo a la que Europa empieza a prestar oídos –intervenir el mercado- después de un año rodar sobre la nieve de los márgenes comerciales y los beneficios inmensos que se han ido acumulando al capital invertido mientras giraba por la ladera: invirtiendo en productos energéticos cuyos beneficios hay que retirar en “sacos” porque vendiendo la mitad se gana el doble en un suspiro de tiempo, que aportamos todos pagando el doble por pasar frio. Es lo que ocurre cuando los precios vienen impuestos desde un sistema que aprovecha la oportunidad sin que nadie lo controle con medios en el momento adecuado y se construye con la pendiente necesaria para la máxima inercia.
¿Pero es que no conocemos lo que nos contaba Keynes en aquellos momentos que describió como se podía controlar el mercado y que reglas eran las necesarias para evitar sus espantosas explosiones? La historia está ahí para que aprendamos su experiencia no para que nos inventemos una que conviniéndole a unos cuantos sirva para lo contrario de lo que corresponde.