“El niño de las dos culturas”, por Eduardo de Armiñán.

Eduardo de Armiñán.

Documental y Sahara; esas dos palabras resuenan –más bien retumban- en mi cabeza desde que volvimos del campamento de refugiados saharaui de Smara y supe que algo vital en mi vida daba sus primeros pasos.

Nuestro periplo comenzó en febrero de 2018. Por medio de un amigo conseguimos enrolarnos con una ONG rumbo a los campamentos en Tindouf, Argelia. Fuimos mi hijo Eduardo (15 años) y yo como voluntarios. La ONG se llama Sahara Marathon y organiza todos los años una carrera en el desierto.

Durante una semana convives con una familia saharaui y nosotros tuvimos la inmensa fortuna de que nos instalaran en la casa de Dada y Henda y su maravillosa familia.

En nuestra casa, de adobe, también se instalaron tres corredores de maratón: Marco, un croata de más de dos metros, Franciscus; un holandés que vive en Líbano y Jimmy; danés, gran viajero y el más joven de los tres. Todos juntos formamos una gran familia y los mejores momentos de la semana fueron los que pasamos en esa humilde casa. Cada comida era una fiesta y el salón-comedor-dormitorio siempre estaba abarrotado, aparte de los que habitábamos la casa, solían apuntarse familiares y amigos; creo que comimos con una gran parte de la población de Smara.

Dada, el cabeza de familia que no habla nada de español, se ha aprendido tres frases en nuestro idioma; ¿Qué tal familia?, ¿Qué tal mujer?, ¿Qué tal trabajo? y, a nuestro regreso a Madrid, me llama una vez a la semana para plantearme esas tres cuestiones vitales en el discurrir de un padre de familia. Yo le planteo las tres cuestiones vitales y después del muy bien de rigor colgamos tan felices de haber charlado.

La última llamada fue muy distinta, después de las tres preguntas de rigor, se puso al teléfono Ahmed, el profesor de español de Dada. Tras los saludos de cortesía y de mis felicitaciones por su buen hacer como maestro en lenguas, me dijo que Dada, Henda -embarazada de ocho meses- y toda la familia habían decidido llamar a la criatura Eduardo. Me sentí pleno de emoción y al contárselo a mi familia de aquí –la otra reside en Smara, en tierras Argelinas – se me escaparon unas lágrimas; soy un moña, así lo dice mi compadre el Torres.

Ese documental se trataba de ofrecer a los niños saharauis – el hijo de Henda y Dada sería la encarnación del proyecto y el que tiraba de mí con gran fuerza- la posibilidad de conocer las dos culturas, o los dos mundos; tan cercanos y lejanos al mismo tiempo.

Pocos días después recibí otra llamada, esta vez de Marian, la hermana de Henda. El niño había muerto el día que nació. Me quedé compungido, no sabía que decir ni como expresar mi tristeza, solo pude decir lo siento mucho y te acompaño en el sentimiento. Marian, con toda naturalidad y sin ningún atisbo de tristeza, me dijo que me tranquilizara; Alá así lo había decidido.

Eduardito fue un niño saharaui que vivió un solo día. Nació y murió en el exilio, en el campamento de refugiados de Smara, en Argelia, a muchos kilómetros de la tierra de sus ancestros; el Sahara occidental, tierra ocupada por Marruecos desde hace 47 años, que se dice pronto.

En memoria de ese niño hemos hecho un documental que pretende dar voz a un pueblo oprimido y silenciado.

Ayúdanos a que ‘El Niño de las dos Culturas’ tenga la mayor difusión posible y que podamos ayudar a las familias de los campamentos participando en el crowdfounding: https://crowdfunding.fundaciontriodos.es/el-nino-de-las-dos-culturas/3758

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *