¿Habrá cuestión de confianza?

¿Habrá cuestión de confianza?

Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, ha dejado en shock a la sociedad española y muchos se preguntan si la salida será una cuestión de confianza.

El jefe del Ejecutivo desvelará el lunes qué decisión ha tomado: dimisión, elecciones cuando se pueda, someterse a una revalidación del Congreso o seguir como hasta ahora.

Sea cual sea, ninguna parece buena. Todas implican riesgos para el bloque progresista y poco o ningún beneficio.

La dimisión de Sánchez supondría que María Jesús Montero, vicepresidenta primera, se convertiría de rebote, o no, en la primera mujer en presidir España.

Sus esfuerzos tendrían, entonces, que enfocarse a llevar lo más allá posible la legislatura con las débiles alianzas con las que cuenta el Ejecutivo. Y eso supone pagar precios. Más altos, seguramente, de los que se están pagando ahora.

Por otra parte, el presidente podría decidir continuar y convocar elecciones cuando se pueda, pero no antes del 29 de mayo.

Esto es porque las Cortes no se pueden disolver hasta haber pasado un año desde la última disolución, que fue inmediatamente después del 28M.

Además, dejaría al PSOE en una situación de extrema debilidad, sin un líder claro y con la derecha acechando.

Asimismo, Sánchez podría seguir como hasta ahora, pero su confiabilidad caería notablemente, con lo que eso implica.

Regulada por la Constitución

Por tanto, parece que la única salida plausible es plantear una cuestión de confianza. Un mecanismo regulado en el artículo 112 de la Constitución.

Así, establece que el presidente del Gobierno, previa deliberación del Consejo de Ministros, puede plantear ante el Congreso una cuestión de confianza sobre su programa o sobre una declaración de política general.

A su vez, debe presentarse con un escrito motivado ante la Mesa de la Cámara Baja. Cuando se admita, se convocará un Pleno para su debate.

Tan solo no puede convocarse en las 24 horas siguientes desde la presentación, pero podría hacerse en unos días.

Para entender que se obtiene la confianza del Hemiciclo, bastará con mayoría simple, más síes que noes. Y ahí está el riesgo porque ya se sabe lo que la derecha extrema y la extrema derecha harán, por lo que otra vez resulta imprescindible que Junts, al menos, se abstenga.

En ese sentido, Carles Puigdemont, líder de los neoconvergentes, sugirió que una salida es esta, lo que abriría la puerta a que no votarían en contra. Pero pondrá la mano para recibir. De hecho, ya ha declarado que Junts no será “un flotador del PSOE”.

¿Hay razones para una cuestión de confianza?

Otros socios de investidura, como ERC, PNV y Sumar –socio de la coalición- lo ven como una ‘buena’ salida.

Sin embargo, Pere Aragonès (ERC), presidente de la Generalitat, cree que no tiene “ningún sentido” ya que Sánchez no ha perdido los apoyos parlamentarios. Se trata de un asunto interno, personal.

No obstante, Gabriel Rufián, portavoz republicano en el Congreso, se mostró dispuesto a apoyar al jefe del Ejecutivo. “Nunca vamos a dar alas a una causa fomentada por el fascismo”, ha resaltado.

Bildu, por su lado, ha deslizado que apoyaría la continuidad de Sánchez, mientras que el BNG apuesta por el presidente.

Con todo, es cierto que no se dan las circunstancias para presentar una cuestión de confianza porque no es un asunto político. Como bien dice Aragonès u Oriol Junqueras es un tema personal.

Sea como sea, la reflexión de Sánchez mantiene en vilo a millones y ya nadie habla de la amnistía. Ni siquiera de las elecciones catalanas.

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