El asunto de las fiestas en Downing Street da un giro de tuerca más después de que Scotland Yard haya decidido abrir una investigación. La Policía Metropolitana, encargada de hacer cumplir la ley en el Gran Londres, toma cartas en la cuestión.
Así, la comisionada Cressida Dick ha indicado que las fuerzas de seguridad evaluarán “posibles posibles violaciones de las regulaciones impuestas con motivo del coronavirus”. Más en concreto, en el seno del Gobierno abarcando los últimos tres años.
Scotland Yard actuará, dijo, “sin miedo ni favores”. Se irá informando a la población en función de los “pasos sustanciales” que se den enmarcados en la investigación.
No obstante, indicó la agente, “el hecho de que estemos investigando no significa que se vaya a penalizar a todas las personas investigadas”.
El detonante para esta decisión ha sido la última fiesta que se ha conocido, con motivo del cumpleaños de Boris Johnson, primer ministro británico. Se habría celebrado el 19 de junio de 2020, en pleno confinamiento.
Se cumple, así, la advertencia que hizo Dominic Cummings, exasesor del premier, acerca de que saldrían a la luz más escándalos de esta índole.
Se estrecha más, de este modo, el cerco sobre Johnson, que ve que puede estar a punto de caer de su cargo. Más aún si prospera la iniciativa de sus compañeros tories de plantear una moción de censura.
Para ello, un 15% de los parlamentarios conservadores debería proponer a sus colegas del partido activar dicha moción. Es decir, se necesitan 54 de los 360 diputados tories.
Una vez planteada, Johnson se sometería a una votación en la que sólo salvará su cargo si le respaldan 180 parlamentarios conservadores. Si la supera, el premier no se podrá someter a este mecanismo en un año.