Este domingo Alberto Núñez Feijóo, presidente del PP, tachó el decreto de ahorro energético que aprobó el Gobierno de “acto de autoritarismo”.
El Gobierno ha respondido a las acusaciones recordando que es la Unión Europea quien ha fijado las medidas para ahorrar energía.
Lo ha hecho Pilar Alegría, portavoz del PSOE, en una entrevista con Europa Press.
Así, la también ministra de Educación ha considerado que esa acusación “dista mucho de esa imagen de moderado” que Feijóo “quiere vender de sí mismo”.
Tal es así que se ha mostrado convencida de que su partido “primero perdió el sentido de Estado y ahora está perdiendo el sentido común”.
En ese sentido, señaló que es importante explicar la situación en la que se encuentra España y Europa. Un escenario de guerra en Ucrania y con la “estrategia de Putin” y “un chantaje al continente europeo utilizando la energía”.
Por ello, la importancia de mostrar la unidad del bloque comunitario. Al hilo de esto, recordó que, entre otros, Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea y una de los líderes del PP europeo.
Una situación que ha obligado a Europa a adoptar una serie de medidas “negociadas, pactadas, planteadas junto con los 27 países del continente europeo”. Entre ellas, precisamente, la relacionada con el ahorro energético.
En esa misma línea se ha manifestado la ministra en unas declaraciones a los medios de comunicación desde Zaragoza.
“Cuando uno se lee y conoce ese decreto de las medidas de ahorro energético, rápidamente se da cuenta que son las mismas medidas que están aplicando los 27 países de la Unión Europea”, señaló.
De ahí que “le pediría a Feijóo, con todo el respeto, que estudiara un poco más. Porque cuando se estudia un poco más, te equivocas un poco menos”, añadió.
Además recordó que, cuando era presidente de Galicia, el líder popular planteó unas medidas que “sólo se diferencian” en “un grado” a las del Gobierno.
El trumpismo, que no es otra cosa que una nueva versión del fascismo (una ideología que presentándose como adalid de las aspiraciones populares “legitima las relaciones de dominación y explotación mediante este proceso compulsivo de desplazamiento de los problemas en la oferta de enemigos y la demonización del adversario) aspira a la adhesión de las filas propias mediante el pegamento que Freud describe como la identificación conseguida por la “hostilidad común hacia algo o alguien”. Es primitivo y vulgar pero es efectivo. Sobre todo cuando un conjunto de medios de comunicación, en un trabajo de propaganda común, se dedican a extender, desde la apariencia que les concede la idea derecho a la información, el relato que lo sostiene.
Da igual que la situación que reclama medidas de prevención sea general y que no seamos más que una parte del problema siguiendo una pauta común que se reclama desde Europa, la carcunda mediático-política, no aspira, como explicaba Mussilini para Italia en su época, a que su “programa” no sea otro que su ideología gobierne España. Esta versión madrileña del trumpismo que hoy adopta el presidente del PP, que para colmo se construye sobre un personaje sin carisma, que apenas puede articular una argumentación que no sea pueril aunque el proceso funcione, es lamentable. La realidad es la que es, todo queda sometido a la practicidad unas decisiones, que no tratan de España, ni de patrias, ni de naciones, ni de sociedad, sino de alcanzar una posición de privilegio que permita establecer las reglas que le convienen a las relaciones de dominación y explotación.