Tras la sentencia de ayer del Tribunal Supremo, el PP de Pablo Casado se desmarca y carga toda la responsabilidad en Mariano Rajoy. Trata, de este modo, de sacudirse cualquier vinculación con la primera etapa de la trama Gürtel entre 1999 y 2005.
Es más. Intenta hacer una lectura positiva por el hecho de que el alto tribunal no entre a valorar las afirmaciones de la Audiencia Nacional sobre la Caja B del partido, a las que llega a criticar al considerarlas excesivas.
Aquella sentencia fue la base para la moción de censura contra el Gobierno de Rajoy. Sin embargo, el Supremo no entra en esas afirmaciones, no porque no sean verdad, sino porque no era el objeto de los hechos juzgados.
Y con eso es con lo que se queda el PP, no con que el alto tribunal haya certificado que el partido se lucró con la trama. Lejos de ello, incluso le quita importancia.
Ahora, la preocupación de la dirección nacional de los populares es una posible venganza de Luis Bárcenas. El Supremo ha confirmado la condena de Rosalía Iglesias, la esposa del ex tesorero. Éste amenazó con tirar de la manta si su mujer entraba en prisión. Ahora, Iglesias, tendrá que ir a la cárcel a pesar de que su pena se rebajara ligeramente.
En aquel entonces, el Ejecutivo de Rajoy pudo controlar las amenazas. Aunque no se sabe si Bárcenas se marcó un farol, la cúpula de Casado teme que el ex tesorero tenga realmente material que ponga en jaque al partido.
El discurso del PP ahora consiste en alejarse de la Kitchen
Así las cosas, en Génova elaboran un discurso basado en que “lo que le quede por decir a Bárcenas o a su mujer debe ir a la espalda de Rajoy”. Con la mirada puesta en el proceso del caso Kitchen, intentan trazar una línea de seguridad que no salpique al actual presidente popular.
Además, aprovechan para pasar al ataque y deslegitimar el Gobierno de Pedro Sánchez. “Acatamos la sentencia, como no podía ser de otra manera, los hechos son condenables y los hechos están ahí”, señalaron ayer tras conocer la sentencia.
Sin embargo, matizan que la moción de censura que desalojó a Rajoy de la Moncloa “se fundamentaba en unos párrafos que ahora el Supremo ha eliminado”.
“A Pedro Sánchez le será indiferente haber sido presidente del Gobierno a través de una moción injusta y basada en unos fundamentos no acreditados. Sánchez llegó al poder con una moción de censura basada en una mentira y dando lecciones de ejemplaridad”, disparan.
Para colmo, sentencian: “El único trato que tuvo la nueva dirección del PP con Luis Bárcenas es una amenaza de querella a Javier Maroto y a Pablo Casado por llamarle delincuente”. Con ello, tratan de desembarazarse de cualquier vínculo y lanzan un discurso para blanquear su imagen.
“Nosotros somos otros. El electorado ya ha interiorizado que la corrupción viene de otra etapa. Que la caja B viene de otra etapa, y que la guerra del Gobierno de Rajoy dio lugar al escándalo de Kitchen, y nosotros ni estábamos ni sabíamos”, aseguran.
No hay una estrategia que les desmarque de Vox
En la cúpula del PP confían en que lo que se viene encima respecto a la epidemia y las supuestas crisis del Ejecutivo de Sánchez acallarán los efectos de la sentencia. También, lo que pueda venir por la investigación del caso Kitchen.
Del mismo modo piensan en las secciones autonómicas del partido. No creen que la corrupción ahora constatada pueda frenar a Casado. En cambio, sostienen que la actual dirección del partido tiene un problema por no ser capaz de hallar “una estrategia en la pandemia que no le lleve a decir una cosa y la contraria”.
Insisten en “la falta de un proyecto alternativo claro” para tomar la iniciativa y no ir a remolque de lo que hace y diga el Gobierno, y Vox. “Para volver a La Moncloa necesitamos ser más de los que somos. La movilización del electorado de centro derecha se consigue con una hoja de ruta creíble, que genere confianza y que no dé la impresión de que está únicamente sometida a los intereses de partido”, zanjan.