El Líbano otra vez

El Líbano otra vez

Como sucediera ya a primeros de mayo en el Líbano, miles de ciudadanos han salido a las calles de Beirut, la capital libanesa, para protestar por el colapso de la moneda local y la crisis económica. Bloquearon las principales carreteras con neumáticos ardiendo apenas unas horas antes de la gran manifestación nacional de hoy.

Los manifestantes reclaman soluciones: “No podemos aguantar más”, gritan. En varias ciudades del Líbano se han registrado numerosas protestas, cortando las principales vías de acceso. La población, hasta ahora muy fragmentada políticamente, se une en un solo grito

Los primeros enfrentamientos con las fuerzas de seguridad antidisturbios se produjeron en la capital. Más en concreto, en las cercanías del Parlamento, en la plaza Riad al Solh, y de la residencia oficial de Hasán Diab, actual primer ministro.

Con gases lacrimógenos ha respondido la policía contra los manifestantes. Algunos de estos se han enzarzado dañando las fachadas de algunas entidades bancarias.

Los participantes en estas movilizaciones coinciden en que el gobierno actual tiene nula capacidad para afrontar las consecuencias de la crisis económica. Una situación que ha empeorado por la pandemia de coronavirus.

El hambre se cierne sobre miles de libaneses y la población si manifiesta “cansada” y “harta” de la situación. Incluso el primer ministro ha admitido la posibilidad de una crisis alimentaria. Hace unas semanas afirmó que el Líbano estaba al borde de la hambruna, además de que mucha gente se quedaría pronto sin capacidad para comprar productos de primera necesidad.

Es la mayor crisis económica en el Líbano desde la guerra civil

Ante los disturbios y las barricadas levantadas por algunos, no solo se ha desplegado la Policía, sino también el Ejército.

Las protestas comenzaron en octubre tras la caída de la moneda local por primera vez en los últimos 20 años. Sin embargo venía de antes descontento de la población. El Parlamento había aprobado un presupuesto de austeridad con el fin de frenar el déficit.

Diab ha instado a Estados Unidos y a la Unión Europea a crear un fondo de emergencia de forma que Oriente Próximo no sufra una crisis alimentaria. Si no, el hambre podría llevar a nuevos flujos migratorios hacia Europa, provocando una mayor desestabilización la región.

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