La toma de Kabul por parte de los talibán pone en cuestión la misión de España en Afganistán después de 20 años de presencia en el país centroasiático.
El balance, ocurrido lo ocurrido, arroja más de 27.000 efectivos, 104 muertos y más de 3.500 millones de euros empleados. Entre las muertes, las 62 del Yak 42.
Después de esos casi 20 años de presencia, no se ha logrado consolidar un Estado estable, democrático y con derechos civiles garantizados. Al contrario, los talibán, que no ocultan su deseo de restituir un Estado Islámico, revertirán todo cuanto puedan.
Afganistán queda de nuevo a merced de los señores de la guerra, con el peligro de que vuelva a convertirse en refugio de terroristas islamistas.
El papel de España en Afganistán se ciñó a prestar apoyo a Estados Unidos y a construir infraestructuras de primera necesidad sobre todo en Herat. Tareas de adiestramiento, misiones de desactivación de explosivos y la adecuación del aeropuerto formaban parte de las labores adicionales.
No obstante, la justificación de la presencia de España en Afganistán se encontraba mejor ‘armada’ por el carácter humanitario. Éste se centró en los más vulnerables, en orfanatos y colegios de Qala-i-Naw. Se trataba, pues, de desarrollar la zona.
Con la toma de Kabul por los insurgentes habrá un impacto negativo también donde la presencia española había logrado ciertos hitos. Así, poco sobrevivirá, tal vez las infraestructuras y a saber qué uso le darán los talibán.
El problema principal reside en que la semilla dejada, especialmente en derechos de las mujeres, será casi seguro pisoteada por el nuevo régimen. Además, preocupan las armas que Occidente ha facilitado a policías y militares afganos.
Ahora, de prisa y corriendo, hay que repatriar a los residentes españoles, al personal de la embajada y a los afganos que han colaborado con España.
Si bien es cierto que nadie esperaba el fulgurante avance de los talibán, tal vez no habría que haber seguido como siempre a pie juntillas a Estados Unidos.
Tal vez podría haberse planteado sacar antes a la población y después hacer el repliegue militar. Después de 20 años, 104 muertos y más de 3.500 millones de euros gastados, ¿Qué se ha aprendido? ¿De qué ha servido? Alguien tendrá que explicarlo.
La guerra es odiosa, detestable, una ignominia que no tiene perdón. Dicho esto, a veces es necesaria. Pero no acierto a comprender que necesidad tenía una guerra que tan a la ligera se abandona.
Si el objetivo era implantar la democracia en ese pais, ¿Qué ha cambiado ahora? Pienso en esas mujeres, las afganas, a las que se las ha dado la oportunidad de probar ciertas libertades, a sentirse libres, liberadas de los abusos de los hombres. ¿Qué bien les han causado liberándolas? La verdad es que no lo entiendo. Y los niños…
Porque los soldados, al fin y al cabo han ido voluntariamente al ejercito; ahora es voluntario. Ya saben a lo que van. Pero las pobres mujeres de aquel pais ¿Qué va a pasar con ellas? Después de haber catado la niel, otra vez a la hiel.
En este mundo hay mucha variedad de cultura y muchos niveles de civilización distintos. Querer que todos los territorios progresen a la misma velocidad es cosa de necios; sí, de gobernantes necios que causan cientos de miles de muertos, heridos y tullidos. Por desgracia estos canallas suelen morir en su cama, en mansiones lujosas y entornos paradisiacos que pagamos entre todos.
Si invaden tu pais, es lógico que lo defiendas, pero que se te ha perdido a ti en la otra punta del mundo; nada, lo único que consigues es que te maten, o convertirte en un asesino sin venir a cuento, solo porque has visto muchas películas de «rambos» inexistentes y sueñas con ser uno de ellos. La guerra innecesaria, sin excusa, con engaños, para invadir países es cosa de necios y de criminales.