El PP entró en pánico en la última jornada, de reflexión, de las elecciones catalanas en las que Vox se siente seguro del sorpasso a los populares. Aunque desde el lunes no se permite la publicación de encuestas, los de Pablo Casado han manejado sondeos que les dan entre 0 y 3 escaños.
A tal punto de histeria han llegado en Génova que hoy llegará a Cataluña una legión de interventores y apoderados para vigilar las mesas electorales.
Cada voto cuenta y no se les puede escapar ninguno que vaya, sobre todo, a Vox. Tienen órdenes de plantear reclamaciones y de recoger copias de las actas.
En juego no está sólo la representación en el Parlament, se juegan que el partido decaiga. Nadie duda de que Casado conservará la Presidencia del PP pase lo que pase. Sus principales ‘rivales’ internos están, de momento, en otros asuntos.
Alberto Núñez Feijóo, presidente de la Xunta gallega no tiene prisa y Juan Manuel Moreno, su homólogo en Andalucía, se centra en ganar las autonómicas.
Eso sí, si se confirma el sorpasso de Vox y la debacle en Cataluña, el líder popular tendrá que ir pensando en una reforma interna del partido. Asimismo, en una reorientación de su discurso.
Todos cuentan con culpar del resultado electoral a Luis Bárcenas, ex tesorero de la formación conservadora, que vuelve a estar en el candelero.
Y es que Casado tiene que buscar un punto intermedio para asumir lo bueno heredado de los gobiernos de Aznar y Rajoy. Sin embargo, ser capaz de renegar de los puntos negros, sobre todo de la relación de Rajoy con Bárcenas.
A su vez, hace unos días, sus manifestaciones en contra de las actuaciones policiales durante el referéndum ilegal del 1-O se interpretan como una rectificación oportunista. Es más, no le suma internamente ni tampoco en las urnas.
Entretanto, el miedo a los contagios propiciará una baja participación, a lo que se une la desmovilización de los votantes populares. Los de Abascal, en cambio, están muy motivados.
Sienten que el sorpasso es posible. La abstención sólo favorece a los independentistas y a Vox, que no tiene nada que perder y mucho que ganar.