Veinte mil niños soldados en Sudan del Sur

Veinte mil niños soldados en Sudan del Sur

Mil de ellos fueron liberados en lo que va de 2018.
Aún quedan alrededor de 19.000 niños soldados enrolados en las fuerzas gubernamentales y grupos armados de la guerra civil en Sudán del Sur. Tras la firma del tratado de paz el pasado miércoles entre Salva Kiir, presidente del país africano, y Riek Machar, ex vicepresidente y líder rebelde, podrían ser liberados.

Tim Irwin, portavoz del Fondo de la ONU para la Infancia, UNICEF, ha destacado que “en lo que va de 2018, hemos visto la liberación de casi 1.000 niños por parte de grupos armados, pero sigue habiendo otros 19.000. Esperamos que el ritmo del número de estas liberaciones se incremente como resultado del acuerdo de paz”, declaró a Europa Press.

Irwin es consciente de que este acuerdo de paz, si funciona, no supone la liberación inmediata de los niños soldado y que habrá que “seguir trabajando para que estos niños sean liberados y para apoyar a los que ya lo han sido”. El anterior tratado de paz, de 2015, no fue respetado.

De hecho, según reconoce el portavoz, el proceso puede prolongarse “durante meses”. Dicho proceso consiste en que una vez que UNICEF, mediante sus socios en el terreno y la Comisión Nacional de Desarme y Desmovilización gubernamental, tiene conocimiento de que un grupo armado podría liberar a menores entre sus filas, se toma contacto con los comandantes para “identificar a los niños, su número, registrales y conocer sus experiencias”.

A partir de ahí, y una vez que se ha llegado al acuerdo de la cantidad de niños que serán liberados, se inicia la planificación de su liberación, que termina con una ceremonia en la que entregan las armas y reciben ropa de civil.

Entonces, empieza un proceso, si cabe, más complicado: su reinserción en las familias y comunidades. “Algunos llevan años separados de sus familias, así que intentamos localizar a sus padres o algún familiar y luego les reunimos con ellos”, indica el portavoz, “algo que puede llevar tiempo”, matiza.

Las familias suelen “estar felices” por el regreso de los niños, pero en muchos casos tienen grandes problemas para la subsistencia a causa de la gravedad de la situación humanitaria que ha causado el conflicto.

Irwin admite que la llegada de otro miembro a la familia puede representar una carga difícil de asumir, algo que se intenta compensar con ayuda alimentaria del Programa Mundial de Alimentos. “No queremos que el regreso tenga un gran impacto y que los niños vuelvan a ser reclutados o que ellos mismos opten por enrolarse otra vez voluntariamente”, reconoce.

Así, “en el pasado hemos visto casos de niños que han vuelto a ser reclutados”, destaca el portavoz, “y otros que lo han sido voluntariamente, por eso es tan importante ofrecerles optimismo, que vuelvan a ver un futuro al margen de los grupos armados y dentro de sus familias y sus comunidades”.

Hasta el regreso con sus familias, desde que son liberados los niños soldado ya libres “permanecen en instalaciones de cuidado donde reciben apoyo educativo, atención sanitaria, asesoramiento y atención psicológica”, explica Irwin. Se intenta que retomen los estudios, pero “a veces son mayores y entonces se les ofrece formación profesional con el fin de que puedan mantenerse a sí mismos y apoyar a sus familias”. Todo ello con el objetivo único de que los niños desmovilizados “puedan tener un futuro mejor”.

También se trabaja con las familias, continúa explicando el portavoz, y las comunidades para que comprendan la realidad del problema, que los niños soldados son también víctimas del conflicto y que muchos de ellos no fueron reclutados por voluntad propia.

El problema llega, como siempre, porque hace falta apoyo económico. “El proceso es muy caro”, reconoce Irwin, y en especial en un área que “requiere fondos adicionales” por parte de todos aquellos que colaboran económicamente.

De acuerdo con los datos que ofrece UNICEF, más de la mitad de los niños sursudaneses se han visto afectados por la guerra. Incluso, en 2017 se llegó a desencadenar la hambruna en dos condados. A día de hoy, aún hay millones de personas en grave inseguridad alimentaria en Sudán del Sur.

El conflicto provocó el desplazamiento de más de cuatro millones de personas. Cerca de la mitad se refugiaron en países vecinos, la mayoría en Uganda. De todos ellos, el 60% son menores. La mitad de la población sursudanesa tiene menos de 18 años.

Irwin destaca: “Los sursudaneses han experimentado un terrible sufrimiento durante estos últimos casi cinco años de guerra y ansían un retorno de la estabilidad y la calma para poder volver a sus hogares, hacer que sus hijos vuelvan a la escuela y ver un futuro más prometedor para sus familias y comunidades”. De ahí que el portavoz confíe en que “el acuerdo se mantendrá y que la paz volverá a Sudán del Sur”.

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