“Un día para recordar”, por Carolina Gutiérrez Montero.

Carolina Gutiérrez Montero.

Carolina Gutiérrez Montero es investigadora biomédica.
Hoy es primero de diciembre y día mundial de lucha contra el SIDA. Hoy es un día para recordar muchas cosas.

Por supuesto no podemos olvidar a todas las personas para las que el tratamiento altamente eficaz no llegó a tiempo, a todos los que aún habiendo no pudieron y no pueden a día de hoy acceder al mismo. La lucha de todos ellos es algo que no podemos dejar de recordar un día como hoy.

Debemos pensar que hoy en día se siguen registrando un alto número de infecciones. Esto es algo inadmisible especialmente en los países desarrollados donde el mayor número de contactos de riesgo se producen por vía sexual y donde parece que le hemos perdido el miedo a la infección por VIH.

Somos afortunados, tenemos tratamientos eficaces que nos permiten controlar la infección pero eso no puede ser excusa para no cuidarse y protegerse y dejar que la epidemia siga creciendo sin ponerle freno.

Cada diagnóstico precoz cuenta en la lucha. Implica conocer la situación de infección, poner tratamiento, conseguir la indetectabilidad del virus y por tanto la no transmisión del mismo. Como nos recuerdan siempre: indetectable, no transmisible.

Desde ese 5 de junio de 1981 en el que el médico Michael Gottlied confirmó en su hospital de San Francisco los primeros casos de infección por VIH en cinco pacientes que habían desarrollado neumonía por Pneumocystis carinii y un tipo de cáncer de piel llamado Sarcoma de Kaposi, ha pasado mucho tiempo y todo ha evolucionado de manera bastante satisfactoria: se han conseguido importantes avances científico/médicos que han cambiado el curso de la enfermedad.

Sin embargo, a pesar de estos avances seguimos fallando en el tiempo en que se diagnostican los casos, lo que retrasa el inicio del tratamiento y lo que puede suponer una serie de complicaciones a largo plazo.

Hay que incidir en campañas de prevención, esas que tenemos olvidadas porque desde hace mucho tiempo no se llevan a cabo. Campañas que deben adaptarse a los nuevos tiempos, a las nuevas tecnologías, a las nuevas realidades… No nos engañemos, los jóvenes de ahora (grupo con mayor tasa de infecciones) no son los de antes y por tanto se necesitan nuevas estrategias para llegar a ellos, para hacerles comprender que si bien la infección por VIH es hoy por hoy, en los países desarrollados, una enfermedad crónica, no está libre de importantes complicaciones a las que hacer frente de por vida.

Porque sí, la infección por VIH en el contexto adecuado de poder contar con tratamiento antirretroviral eficaz se controla pero no debemos olvidar que por el momento no se cura.

En España además contamos con un sistema de sanidad pública y de seguridad social que permite un acceso a los tratamientos para todo el mundo, algo que no sucede en otros países en los que los pacientes sin dinero no pueden costearse el tratamiento. Una sanidad que no discrimina y que no genera desigualdades en este sentido. La fortuna que tenemos debería ser utilizada como elemento de lucha para frenar la enfermedad en nuestro país.

Desde la ciencia seguimos luchando para conseguir los dos grandes objetivos a los que hacer frente: conseguir una vacuna preventiva y lograr la curación definitiva.

Grandes esfuerzos económicos y de desarrollo se están haciendo en este campo a nivel mundial. Y los dos objetivos están hoy más cerca que hace unos años. Algunos prototipos de vacunas están dando resultados esperanzadores. En cuanto a la cura es de destacar que actualmente hay dos personas en el mundo curadas y una tercera pendiente aún de confirmación. Si bien la estrategia seguida para conseguir la curación en estos dos pacientes no es aplicable a todos los casos porque deben cumplirse una serie de condicionantes (desarrollo de un proceso oncológico que requiera un trasplante de médula ósea, conseguir un donante con una mutación en el co-recepor CCR5, precisar de un tratamiento con quimioterapia potente…) abre las puertas a futuras investigaciones tanto en esta línea como en otras que empiezan a dar poco a poco sus frutos.

Los científicos seguirán con su lucha y tesón para alcanzar lo mejor para los pacientes, para desarrollar los mejores tratamientos, para lograr la vacuna, la cura…pero mientras tanto el resto debe poner de su parte. Los organismos internacionales para que el tratamiento llegue a todo el mundo en cualquier lugar del planeta. Los organismos nacionales para que adapten campañas de prevención que se adapten a la idiosincrasia de cada lugar; para que cuiden y traten a todos los afectados. Y cada uno de nosotros siendo conscientes del riesgo que corremos en cada situación si no ponemos los medios adecuados.

Hace un par de ellos comencé una charla TED preguntando al público cuántos de los presentes conocían a alguien que tuviese VIH o que hubiese fallecido de SIDA. Les respondí que yo sí y que pensarían que en mi respuesta no cabía duda alguna ya que me dedicaba desde hace muchos años a investigar en ese campo. Pero sus caras cambiaron cuando les dije que eso ocurrió cuando yo tenía 9 años, el paciente que falleció era un familiar mío de 5 años y que me enteré, dada la repercusión del caso, por un titular de un periódico de tirada nacional.

Como les decía en el título, hoy es un día para recordar.

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