“Triste”, por Mari Ángeles Solís del Río. Homenaje a José Manuel Caballero Bonald.

Mari Ángeles Solís del Río.

Triste, muy triste el amanecer de este 9 de mayo. La noche previa, como un conjuro extraño del destino, nombré varias veces el nombre del poeta y escritor jerezano José Manuel Caballero Bonald. Fue por aquellas callejuelas repletas de encanto, por el “callejón” donde hace años el “Duende” campaba a sus anchas, marcando el ritmo de la historia con su dedo divino. Delante de la taberna El Gorrión me detuve. Siempre lo hago pero aquella noche tuve el estremecimiento de un alma que sabía que, en aquel lugar, se había gestado un hito de nuestra historia. Un rato antes, en la escondida plaza de san Bartolomé tuvimos una reunión informal de cabales, improvisada pero auténtica. Nuestras palabras retrocedieron casi cincuenta años atrás, cuando era habitual la presencia del poeta jerezano por tierras del Santo Reino. Una gran cantaora de la capital, entonó a quienes la acompañábamos una nana con un aroma a soleá que nos transportaba a la verdad de un arte inmortal, aunque olvidado, y puro, aunque prostituido por muchos. Y de aquello iba nuestra charla… tarde de sábado, la plazuela de san Bartolomé a nuestros pies, y los pasos casi taciturnos de poetas que se deslizaban por la calle, buscando la luz de la plaza la Audiencia, dispuestos a perderse por el “callejón”. La noche cayó definitivamente… y llegó un nuevo día con una noticia triste, muy triste: José Manuel Caballero Bonald, poeta, escritor y flamencólogo había fallecido. Un conjuro extraño, sin duda, lo ocurrido la noche anterior con el desenlace de los acontecimientos inevitables a los que nos tiene acostumbrados esta puñetera vida cuando sentimos que se van los mejores.

Yo, al conocer la noticia, no he podido más que cerrar los ojos y retroceder a los años 67-68. En el entorno envejecido y entrañable de El Gorrión eran habituales las reuniones de cabales en las que estaba presente Caballero Bonald, con eruditos del flamenco puro y jondo, amantes de la pureza, como Fernando Quiñones, José Solís, Fausto Olivares, Ramón Porras, Ángel García y algunos más. El objetivo era no era otro que salvar al “flamenco auténtico”.

La labor de Caballero Bonald fue mucho más allá. El flamenco de algunas familias de las tierras de la baja Andalucía fue recuperado por el poeta jerezano en su famoso Archivo. Rescatando en él personalidades como Diego del Gastor, Tía Anica la Piriñaca o Manolito de María.

El galardonado por el Cervantes en 2012 puso todo su empeño en “recuperar el flamenco auténtico durante los duros años de la noche franquista”. Como buen entendedor de este arte universal, siguió las teorías ya estudiadas por Ricardo Molina y Antonio Mairena. Logrando en la década de los 70, que el flamenco puro pudiese ver la luz. Independientemente de ello, la flamencología actual ha pretendido desmontar cualquier teoría de todos aquellos que, en los momentos difíciles para la historia y para la cultura, se ocuparon de cuidar y mantener vivo el auténtico flamenco. Por desgracia, en los últimos años, hemos sido testigos de cómo el cante jondo ha sido objetivo de quienes han pretendido degenerarlo. El mismo Caballero Bonald, fiel al origen de un arte tan peculiar, nos lo recuerda en sus sabios y magníficos textos. Manuel Bohórquez en su blog “La Gazapera”, el 16 de marzo de 2011, hace alusión a una conferencia del poeta jerezano en la Universidad de Sevilla donde catalogada a Silverio o a Chacón como “copleros”, ya que es patente la incapacidad de éstos de hacerse con un cante Grande (palos fundamentales del flamenco). No se trataba de considerar al flamenco como un arte exclusivo de gitanos, como se le ha criticado, sino por falta de maestría de éstos para someterse a lo jondo, dejándose llevar por cantes chicos, como es el ejemplo de la malagueña, que no deja de ser un cante secundario.

Y todo este argumento es más cierto para quien lo suscribe y sabe, porque sus años de vida han transcurrido entre eruditos del flamenco, que ante una siguiriya de Manuel Torre, sólo puede estremecerse quien tiene el flamenco desbocado por sus venas. Porque el flamenco se lleva dentro, nace, estremece…

La defensa del poeta jerezano por el flamenco no sólo quedó patente en los libros. Escribió Antología del Cante Flamenco (Vergara), recogiendo lo primitivo del Cante. La lucha de Caballero Bonald, junto con un grupo de intelectuales, se centró en la defensa del Flamenco puro y, en contraposición y por justicia, desvinculando este arte de los prostíbulos.

El poeta jerezano tuvo la valentía en su Archivo del Cante Flamenco (1968) de registrar, in situ, a personalidades de la altura de Juan Talegas, la Piriñaca y a la Fernanda y la Bernarda.

Además de ello, escribió letras para artistas como Diego Clavel (Cantes vividos, 1973 y La raíz del grito, 1974); y José Mercé (Bandera de Andalucía, 1977).

Y es por ello, tras el fallecimiento de un escritor inigualable, como inigualable fue su lucha por el flamenco auténtico, no dejo de recordar aquella conferencia suya “El flamenco entre la tradición y la renovación”, celebrada un 6 de febrero del 72, en el Casino de Artesanos. Conferencia sobre Cante Grande, ilustrada magistralmente por un jovencísimo José Menese. Quienes allí estuvimos sabemos sobradamente que aquella fue una noche inolvidable. Y ustedes dirán, ¿pero cómo puedes hablar si tú no estuviste? Cierto es que yo no había nacido, pero sí estaban ellos, los que me hicieron nacer con aroma a jazmín, de los que aprendí qué es el flamenco auténtico y quienes me demostraron que me habían traído al mundo con un “duende” (no con un pan) bajo el bajo, con el lejano rasgeo de una guitarra por soleá desparramándose como poesía por el callejón. Está claro, yo aquella noche, estaba allí.

Descansa en paz, maestro, poeta, amante de lo puro.

Descansa en paz, José Manuel Caballero Bonald.

Gracias por tu lucha por la pureza de un arte genuino y universal.

1 thoughts on ““Triste”, por Mari Ángeles Solís del Río. Homenaje a José Manuel Caballero Bonald.”

  1. ¿Qué es lo puro, lo auténtico y lo jondo en el flamenco?
    Todo lo que ahora se considera puro, antes fue innovador. Igual sucede con la tradición en general.
    ¿Todo lo que no se considere puro o jondo, no es flamenco?

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