Madrid se llena de botellones multitudinarios tras el fin del toque de queda

Madrid se llena de botellones multitudinarios tras el fin del toque de queda

A las 00:00 horas de ayer decayó el estado de alarma, con ello el toque de queda y, sin él, cientos de botellones inundaron distintos puntos de Madrid. Se sabía que iba a pasar, pero nadie hizo nada.

Sí, ya no hay toque de queda, ni restricciones a la movilidad ni limitaciones al número de personas en reuniones. Sólo hay recomendaciones. Sin embargo, cabe recordar que los botellones siguen prohibidos.

No se trata de que haya o no toque de queda, sino de que esta prohibición está vigente desde hace años, especialmente en la capital. Dicho esto, no hay que olvidar que el cierre de la hostelería en Madrid es a las 00:00 horas a partir de ahora y hasta nuevo aviso. Esto, a su vez, incentiva en cierto modo la organización de botellones en las calles.

Por otro lado, las Comunidades Autónomas pueden solicitar a los correspondientes tribunales superiores de justicia el aval para imponer restricciones que afectan a derechos fundamentales. Es el caso de los cierres perimetrales o los toques de queda.

Algunos gobiernos regionales sí han contado con el aval judicial pertinente, como Baleares o la Comunidad Valenciana. De hecho, otras dos autonomías mantienen las restricciones: Canarias y Navarra. En cambio, a otras, como País Vasco, les han tumbado los decretos reguladores.

No obstante, cualquier Comunidad puede solicitar al Ejecutivo central que decrete el estado de alarma en su territorio, incluso ‘a la carta’. Sin embargo, ninguna se atreve y prefiere cargar la responsabilidad en el Gobierno de la nación.

Botellones en el centro de la capital

Pues bien. Debido a esto, cientos de grupos de personas salieron a partir de la medianoche de ayer a celebrar el fin del estado de alarma. La Puerta del Sol, Lavapiés o Malasaña fueron escenario de reuniones multitudinarias en un contexto de epidemia que no ha acabado.

Muchos de los asistentes a estas reuniones no llevaban mascarilla –obligatoria en todos los espacios públicos al aire libre o cerrados—, algo que no afecta a un derecho fundamental.

Coreaban grito como “Alcohol, hemos venido a emborracharnos y el resultado nos da igual”, o “Libertad”. Sin duda, libertad. Luego, si se contagian o, lo que es peor, contagian a otros, tendrán la libertad de elegir entre sanidad pública o privada. También, tendrán la libertad de curarse o morirse.

Es comprensible la alegría por recuperar la plena movilidad o poder reunirse con sus seres queridos o amigos sin límites. Pero hay que hacerlo con responsabilidad. Hay que ser responsable y a las autoridades les corresponde hacer que los ciudadanos lo sean.

Nadie hizo nada, pese a que José Luis Martínez-Almeida, alcalde de Madrid, advertía ayer que pondría todos los medios para evitar los botellones. Obviamente, con intención o no, fracasó.

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