“Se hace camino al dialogar”, por Pedro Molina Alcántara.

Pedro Molina Alcántara.

Tras muchos meses, casi un año, por fin tenemos un gobierno con plenos poderes para ejercer sus competencias. España no podía esperar ni un minuto más, puesto que hay mucho trabajo por hacer y toca arremangarse.

Yo, personalmente, deseaba un gobierno monocolor dirigido por el partido ganador de las elecciones, el PSOE, que pudiese llegar a acuerdos parlamentarios a su izquierda (Podemos) y a su derecha (Ciudadanos e incluso PP). Creí que era la solución más racional para sacar a España del bloqueo institucional que padecía, consideré que no eran tiempos de cavar trincheras sino de tender puentes. Defendí la transversalidad, esa palabra tan de moda hasta hace unos meses, porque creí en ella, porque entendí que este gran país no merecía una clase política tensada hacia los extremos, en la que la mitad buscase una ligera ventaja que le permitiese aplastar a la otra mitad.

Nada de eso pudo ser posible y hubo repetición de elecciones. Ni Ciudadanos ni PP quisieron abstenerse para facilitar la investidura de Pedro Sánchez, aceptando así el compás político marcado en la derecha por los extremistas de Vox. La repetición electoral se llevó por delante a Ciudadanos, que pagó así sus coqueteos con la ultraderecha. Sin embargo, el PP salió reforzado, pero solo el tiempo dirá si vuelve a consolidarse como fuerza hegemónica en el centro derecha español o si sucumbe frente a un Vox cada vez más crecido y radicalizado que le pisa los talones. Actualmente, Pablo Casado compite con Santiago Abascal por ver quién odia más a este Gobierno, quién es más nacionalista español y quién atiende mejor los intereses de los poderes económicos.

Si usted, que me honra leyendo estas palabras que escribo, defiende la iniciativa privada pero también unos servicios públicos potentes y universales, si quiere tener dinero ganado honestamente para vivir bien y poder ahorrar pero no demoniza los impuestos porque sabe que con ellos se protege, sobre todo, a quienes más sufren la enfermedad o el desamparo; yo le invito a que le dé una oportunidad a este gobierno. No se deje engañar cuando le digan que éste es un gobierno de proetarras o de vagos, usted sabe que el exabrupto, el insulto y la bronca nacen de la impotencia que produce la carencia de argumentos sólidos. En mí no encontrará burdos intentos de apelar demagógicamente a sus sentimientos porque yo le tengo mucho respeto a usted, esté o no de acuerdo con mis palabras.

Dijo el poeta aquello de: «caminante no hay camino, se hace camino al andar». Yo añado, y con esto concluyo, que «en política se hace camino al dialogar».

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