«Por un Pacto de Estado en Argentina», por Nico Ferrando.

No, no estoy contento con el resultado electoral de las PASO que previsiblemente se reproducirá en las próximas elecciones generales. Esperaba una correlación de fuerzas más ajustada que fuerce a los dos bloques irreconciliables a negociar, porque nos merecemos un país mejor y eso hay que hacerlo contando con todos.

No voy a esconder que fui votante de Cristina Fernández de Kirchner para pasar, en las últimas generales que ganó Mauricio Macri, a la abstención. Puedo hacerlo al residir en el exterior ya que, incomprensiblemente, el voto en Argentina sigue siendo obligatorio. Conozco casos concretos que han sido penalizados con multas económicas por no ejercer este derecho que en Argentina también es obligación, equiparándonos a países subdesarrollados y con poca tradición democrática.

En los años que estuve en la abstención he reflexionado sobre cómo debe ser el futuro de la República Argentina. No se puede empezar de nuevo cada cuatro u ocho años desmantelando por completo lo que ha hecho el otro. Hay que terminar con esa guerra fratricida de bloques que no nos lleva a ningún sitio y, desde luego, a las pruebas me remito, sumen al país en una inseguridad permanente que evidencian todos los tabloides internacionales, casi sin excepción.

En España, al que debemos tomar como modelo en algunas cuestiones, se firmaron a finales de la década de los 70’ los Pactos de La Moncloa. Fueron suscritos por todas las fuerzas políticas, se sentaron en la misma mesa Manuel Fraga, heredero de la dictadura franquista y Santiago Carrillo, del Partido Comunista. Lo hicieron, pese a sus notables diferencias, porque había que mirar para adelante y poner los cimientos de un Estado que había que reconstruir. No fue un camino fácil y muchas veces todo estuvo a punto de descarrilar pero se logró un acuerdo de mínimos que sirviera para que las próximas generaciones tengan un futuro. Los frutos de ese colosal esfuerzo los vivimos actualmente. Como anécdota, puedo decir que tuve la inmensa suerte de entrevistar a Santiago Carrillo antes de morir y me comentó el dolor que significó para él renunciar a la República y aceptar una actual forma de Estado. Para pensar a lo grande hay que también saber ceder.

El resultado de las PASO otorgan al

Peronismo la iniciativa puesto que han ganado sin paliativos. En la estratégica provincia de Buenos Aires la victoria han rozado el 50 por ciento. No obstante, establecen una oposición a la que no se le puede dejar fuera de las decisiones gubernamentales si queremos salir, de una vez por todas, de la irrelevancia internacional.

Los dirigentes de la Argentina tienen que preguntarse qué sociedad quieren en los próximos años. Deben tener alturas de miras y saber ceder en aras de la construcción de un futuro. Deben pensar más en el interés general en vez de ocuparse de sus momentáneos y casi siempre mezquinos intereses partidarios. La alternativa, de no hacerlo, es la profundización de un aislamiento que nos conduce a un camino hacia ninguna parte. El tiempo apremia, ya no habrá más oportunidades y no se puede permanecer continuamente en el error.

Argentina debe empezar a pensar en propiciar un Pacto de Estado que aglutine a todos. Los puntos de encuentro tienen que estar en la mejora de la vida de los argentinos a través de sus servicios básicos: sanidad, pensiones, educación, desarrollo, etc. No será fácil pero merece la pena intentarlo.

La conciliación empieza en las formas y aliento a que se acaben esas discusiones eternas y estériles. En España hay diferencias lógicas entre izquierda y derecha pero hemos aprendido a que hay aspectos que debemos consensuar entre todos. Por supuesto que no voy a ocultar que soy votante de izquierdas pero también afirmo bien alto que quiero construir el futuro también con aquellos que votan derecha.

Insisto: volver a empezar cada cuatro u ocho años y gobernar sistemáticamente para una parte de la población es totalmente lesivo para los intereses de Argentina. Exploremos una opción de consenso. Firmemos un Pacto de Estado.

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