Los efectos de la epidemia, como la inseguridad laboral o por la pérdida de algún ser querido, pueden afectar seriamente a la salud mental. Incluso, “pueden durar más que la propia pandemia”.
En esos términos se ha manifestado António Guterres, secretario general de Naciones Unidas, cuando este domingo se celebra el Día Mundial de la Salud Mental.
En un comunicado, Guterres pide a la comunidad internacional que se destinen más fondos para financiar este aspecto de la salud. A su vez, recordó las grandes, enormes, desigualdades ara acceder a recursos de este tipo.
Así, el secretario general de Naciones Unidas se lamentó de que “en países de rentas altas, más del 75% de la gente con depresión asegura que nos recibe atención adecuada”.
Incidió en que “en los de rentas bajas y medias, más del 75% de la gente con problemas de salud mental no recibe ningún tratamiento”.
Por eso, calificó de “inaceptable” que la media que los gobiernos destinan a esta materia sea tan solo del 2% de los fondos dirigidos a la salud.
En ese sentido, la Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió, este sábado, de que no se han cumplido la mayoría los objetivos del Plan Exhaustivo de Salud Mental para 2020.
Para Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general del organismo, “es extremadamente preocupante que, a pesar de la evidente y cada vez mayor necesidad de servicios de salud mental, aún más acuciante durante la pandemia de COVID-19, a las buenas intenciones no las acompañe la financiación”.
Alertó de que “no hay salud sin salud mental”. Al tiempo, pidió a los países que se apresuró en para incrementar la financiación en ese aspecto.
Asimismo, Guterres hizo especial alusión a la situación de los niños. “Pueden sentirse alienados y angustiados” por la pandemia. De hecho, según la OMS, uno de cada cuatro niños y adolescentes sufre algún problema de salud mental.
Además, el suicidio es la segunda causa de muerte de los personas de entre 15 y 29 años de edad.