La decisión de Boris Johnson, primer ministro británico, de suspender el Parlamento ya tiene su respuesta en las calles, donde cientos de miles de personas han comenzado a salir en protesta contra la medida.
La suspensión de la actividad parlamentaria es legal, pero los críticos reclaman una excepción debido a la extraordinaria importancia de la situación por el constante rechazo de Westminster a los planes para el Brexit.
Políticos laboristas de la talla de John McDonnell encabezan las protestas, con el apoyo de Jeremy Corbyn, líder de la oposición, quien anima “a todo el mundo a que se una a las manifestaciones”. “La indignación que Boris Johnson ha provocado suspender la democracia ha sido ensordecedora”.
En el día de ayer, había previstas numerosas manifestaciones en Londres, Birmingham, Manchester, Liverpool, Newcastle, Bristol, Glasgow y Swansea. A lo largo de la semana hay convocadas más de 80.
Momentum, uno de los grupos organizadores, ha denunciado al primer ministro por “aprovecharse de un vacío en este fallido sistema democrático que tenemos para impulsar un acuerdo del Brexit que antepone su relación con Trump por encima de todo”, ha declarado Laura Parker, coordinadora de la organización.
Durante la cumbre del G7 en el fin de semana pasado, Johnson utilizó un posible acuerdo comercial específico con Estados Unidos para tratar de convencer de que Reino Unido sería capaz de soportar el impacto de la salida de la Unión Europea.