El próximo miércoles Emmanuel Macron, presidente de Francia, decidirá si cierra todo el país como ya se hizo en marzo y luego en octubre. Valora dicha posibilidad a la vista de la situación epidemiológica que sufre el país, con un impotante repunte de casos positivos.
Buena parte de estos repuntes se deben a la variante británica, con una tasa de transmisibilidad mucho mayor que la de primavera. Asimismo, aún se está pendiente de comprobar si el efecto de las fiestas navideñas es también responsable de los miles de casos nuevos.
Nuestro país vecino del norte ha superado el umbral de los 3 millones de personas contagiadas con coronavirus, en gran medida por la cepa británica.
Desde ayer es obligatoria en Francia una PCR negativa con validez de máximo 72 horas para los viajeros procedentes de fuera de la Unión Europea. Es otra de las medidas adoptadas por Macron recientemente para tratar de frenar la expansión del virus.
El cierre total del país es una posibilidad que ya avanzó el jueves Oliver Véran, ministro de Salud francés. Podría comenzar a finales de esta semana y durar al menos 21 días.
Con todo, fuentes ministeriales han señalado que “la decisión está a punto de tomarse. Sólo falta el cuándo y el cómo”. Si no es un nuevo cierre total, serán restricciones más duras que las actuales, aseguró Véran.
A finales de octubre, Francia llevó a cabo un segundo cierre total para frenar la segunda oleada de coronavirus. Aquella medida se tradujo en una caída del número de contagios y hospitalizaciones.
Ahora, este último capítulo empieza a ser especialmente preocupante para las autoridades sanitarias porque la presión hospitalaria no cesa de aumentar.
De hecho, la cifra de personas que necesitan hospitalización o ingresar en las UCI francesas ha quintuplicado la de agosto. Los datos de entonces llevaron a su vez a un nuevo confinamiento.