Su relación con él era complicada, lo odiaba y amaba a partes iguales. Había decidido darse un descanso, era demasiada la dependencia, de momento estaría una semana sin él, luego ya decidiría. Al principio no le lastimó su ausencia, pero a medida que pasaba la semana su abstinencia fue haciéndose más dolorosa, suspiraba por él por toda la casa. El fin de semana añorando su dulzura y su tacto suave desesperó, El lunes sin mas dilación se abalanzo al supermercado a comprar su chocolate preferido, y al fundirse en su boca recupero la estabilidad.
Dedicado a mi tía Ilda.