El año en el que la literatura y la pintura fueron disciplinas olímpicas

El año en el que la literatura y la pintura fueron disciplinas olímpicas

No siempre los deportes fueron las únicas disciplinas olímpicas en los Juegos Olímpicos modernos. También lo fueron la literatura, la pintura o la escultura. El único requisito es que las obras versaran sobre deportes.

Así nos lo enseña historiasdelahistoria.com en un interesante artículo en el que nos habla de la historia de las disciplinas olímpicas. Más en concreto de cuándo las artes formaron parte de ellas. Eso sí, hay que remontarse a principios del siglo XX.

En todos los años desde que comenzaron los Juegos Olímpicos de la era moderna, las disciplinas que han formado parte de ellos han variado. Unas veces incorporándose nuevas. Otras, desapareciendo.

En Río 2016 se estrenaron el rugby y el golf. En Tokio, el skate, el surf, la escalada deportiva, el karate y el beisbol/softbol. Otras, en cambio, dejaron de tener cabida, como el tiro al pichón, la pelota vasca, el ascenso en globo, el lacrosse, trepar la cuerda, etc.

Entre las que dejaron de ser disciplina olímpica figuran la arquitectura, la escultura, la literatura, la pintura y la música.

Y es que la idea original del barón Pierre de Coubertin para los Juegos Olímpicos es que se incluyeran las artes entre las competiciones. Sin embargo, no fue hasta la edición de 1912 en Estocolmo cuando se incorporarían.

Como decimos, el único requisito es que las obras trataran o se inspiraran en el deporte. Aquel año se otorgaron medallas de oro en cada una de las categorías.

Uno de ellos fue un atleta ya laureado en Londres 1908: el estadounidense Walter Winans. En Reino Unido había logrado el oro y la plata, y, en Estocolmo, se haría con un subcampeonato, en todos los casos en tiro. El oro en Suecia lo consiguió por su escultura An American Trotter.

Cinco disciplinas olímpicas de arte en Estocolmo 1912

En aquella edición de 1912 participaron 33 artistas. Ganaron los metales, además de Winans, el italiano Giovanni Pellegrini, en pintura, y los suizos Alphonse Laverrière y Eugène-Edouard Monod, en arquitectura.

Asimismo, el italiano Ricardo Barthelemy en música y, en literatura, George Hohrod y Martin Eschbach. Este último es el seudónimo con el que presentó Ode au Sport (Oda al Deporte) el propio barón de Coubertin.

El problema de incluir estas disciplinas olímpicas entre 1912 y 1948 es que se necesitaban espacios diferentes a los deportivos. En varias ocasiones quedaron desiertas por su intrínseco carácter subjetivo y la opinión de un jurado y, además, se ampliaron en subcategorías.

Fue el caso de la literatura, que se subdividió, en Ámsterdam 1928, en lírica, drama y épica, aunque se reagruparon en Los Ángeles 1932. En Berlín 1936 se volvieron a dividir.

Las artes perduraron como disciplinas olímpicas hasta la llegada de Avery Brundage a la presidencia del COI. A su juicio, la mayoría de los artistas que se presentaban en los Juegos era profesionales que utilizaban la cita olímpica como un escaparate.

La firme defensa del olimpismo por el amauterismo y la oposición a la comercialización de los Juegos Olímpicos llevaron a la desaparición de las artes en la Olimpiadas. Tal es así que las medallas no se contabilizaron.

A día de hoy tendrían cabida puesto que de todos es conocido que, tratándose del mayor evento deportivo del mundo, se abrió la puerta a los profesionales. No en vano es uno de los más grandes negocios. En cambio, las artes no han vuelto.

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