En las orillas del río Bravo se hallaron el pasado lunes los cuerpos sin vida, ahogados, de Óscar y Valeria Martínez, un salvadoreño y su hija de casi dos años. Su fotografía, el hecho en sí, representa la vergüenza y el drama de la crisis migratoria hacia Estados Unidos. Ambos, junto con la madre de la pequeña, habían abandonado El Salvador con destino al país norteamericano por falta de recursos.
México ha endurecido su política migratoria después de lograr un acuerdo con la Administración de Donald Trump. La familia salvadoreña había llegado a Matamoros, en Tamaulipas, a finales de la semana pasada, encontrando una ciudad colapsada de migrantes. Ante la larga lista de espera para ser atendidos por la Agencia de Aduanas Y Protección Fronteriza estadounidense, decidieron arriesgarse a cruzar el río, relató a EFE un hermano del fallecido.
Julia Le Duc, una de las fotógrafas que presenció el operativo de rescate de los cuerpos, dijo a El País que “la nadre nos contó que su marido se había metido con su hija a cruzar el río hasta Brownsville –Texas-y cuando regresó a cruzar a la mujer, la niña se aventó –arrojó-al agua. No sé si pensó que estaba jugando, pero cuando se la llevó la corriente les dijo adiós”.
Quienes pasaban por el lugar, alertados por los gritos y la desesperación de la mujer, decidieron llamar a las fuerzas de seguridad del Matamoros. En la noche del domingo se montó el operativo, pero al caer la noche se suspendió hasta la mañana siguiente. Los agentes hallaron los cuerpos sin vida a unos 500 metros del lugar donde habían desaparecido.
“Parece que en su desesperación metió a la niña en la camiseta para no perder la corriente y lo que sucedió es que la corriente se los llevó y los dos se ahogaron”, comenta Le Duc. Se encontró a la pequeña dentro de la camiseta de su padre y con un brazo sobre su cuello. La familia en El Salvador ha pedido ayuda al presidente Nayib Bukele para poder repatriar los cuerpos.
Le Duc alerta: “Era un polvorín, una tragedia que se veía venir por lo que se está viviendo en los campamentos de migrantes en Matamoros”. El sistema migratorio mexicano está colapsado. Abraham Pineda-Jácome, corresponsal de EFE en el lugar, asegura que en la zona del río Bravo muere al mes al menos una persona ahogada tratando de llegar a Estados Unidos. 283 migrantes murieron en 2018 tratando de cruzar la frontera. Solo en la última semana han perdido la vida nueve personas, entre ellas cuatro niños, y solo en la frontera con Texas.
Impactante la fotografía y la noticia de la muerte de este padre y su hija. Mi más sentido pésame a su familia.