Los golpes de calor se han convertido en el principal enemigo para los tenistas en el Ariake Teenis Park en estos Juegos Olímpicos de Tokio. La imagen de Daniil Medvedev sobre el suelo agotado por el calor es espeluznante. O la de Paula Badosa saliendo de la pista 4 en silla de ruedas.
No es extraño que se estén produciendo estos golpes de calor porque la temperatura es de 31 grados con un 65% de humedad. Esto hace que la sensación térmica al sol llegue a los 40 grados.
Quienes más han criticado a la organización por el horno en el que se están disputando los partidos han sido Medvedev y Diego Schwartzman. Y es que el aire es irrespirable.
Tal es así que en el partido de octavos que el ruso diputó frente a Fabio Fognini el juez de silla le preguntó si podía seguir. Medvedev le respondió que podía terminar, “pero puedo morir”. “Si muero, serás el responsable”, añadió.
“Es difícil jugar así. No sé cuántos grados hará, pero la sensación es de 40. Es una locura que nos manden a jugar a las 12 del mediodía con más de 40 grados de calor”, criticó duramente Schwartzman.
“Que tres personas que están bajo un aire acondicionado decidan que tenemos que jugar así es una locura. Están sentados en los sillones y después vienen cuando terminan los partidos con lentes de sol” declaró indignado en zona mixta.
Por su lado, Pablo Carreño ganó en dos sets a Dominik Koepfer, pero comentó: “Estoy hecho polvo y me cuesta hasta pensar”. En términos semejantes se manifestó Garbiñe Muguruza.
“Si se prevén tantos grados se puede jugar más tarde, no hay necesidad de meternos a jugar a 37 grados habiendo pistas, luz”, dijo la tenista que respresenta a España. Suficientemente elocuente, ¿no?