La conmemoración del 30º aniversario de la sangrienta represión de la Plaza Tiananmen ha sido motivo de un comunicado con comentarios emitidos por Mike Pompeo, secretario de Estado de Estados Unidos, lo que ha llevado a que la Embajada de China en Washington haya manifestado su “fuerte descontento”, señalando que lo vertido por Pompeo se ha hecho “con prejuicio y arrogancia” y que con ello se interfiere en los asuntos internos del país asiático. “Los Derechos Humanos de China están en su mejor periodo de la historia”, destaca la delegación diplomática.
“El 4 de junio, honramos el heroico movimiento de protesta del pueblo chino que culminó cuando el Partido Comunista de China envió tanques a la plaza de Tiananmen para reprimir violentamente las manifestaciones pacíficas que pedían democracia, Derechos Humanos y el fin de la rampante corrupción”, reza el comunicado. Se añade que “cientos de miles de manifestantes en Pekín y otras ciudades de toda China sufrieron profundamente en su búsqueda de un futuro mejor para su país”, y recuerda que todavía no se conoce el número de muertos provocados por la represión.
El jefe de la diplomacia estadounidense aprovecha para denunciar una “nueva ola de abusos” y destaca la persecución sufrida por la minoría uigur, en la región de Xinjiang, al noroeste. A ello une y elogia el “valor” de las Madres de Tiananmen, de las que dice que “nunca han dejado de intentar que se rindan cuentas, a pesar del gran riesgo personal” y también el de “los héroes del pueblo chino que se levantaron hace treinta años para exigir sus derechos”.
Según Pompeo, lo sucedido “aún sacude nuestras conciencias y las de toda la gente que ama la libertad que en todo el mundo” y que ese movimiento “de coraje sirvió de inspiración a las generaciones futuras” que llevaron a la caída del Muro de Berlín.