“Esperanza o mediocridad”, por Isabel Viña.

Isabel Viña.

Estos días hemos vivido momentos de confrontación, crispación, distorsión mal intencionada en algunos discursos políticos. Escuchamos verdaderas barbaridades, las cuales ofenden a cualquier sistema democrático.

Decía Enrique Tierno Galván: “En política se está en contacto con la mugre, y hay que lavarse para no oler mal”.

Las elecciones autonómicas que se llevarán a cabo en la Comunidad de Madrid el 4 de mayo nos está dejando lo peor de algunos partidos políticos.

Desde la aparición de VOX en la esfera política española, (partido de ultraderecha radical) el odio, el rencor trasnochado, el discurso embarrado de populismo llena las calles, (ideología que nos retrotrae a tiempos nefastos de la historia más reciente de España). Frente a la mugre de la ultraderecha, tenemos a los partidos de izquierdas haciendo propuestas para mejorar la vida de la gente, mirando de frente a la ciudadanía, hablando y, sobre todo escuchando; algo que le gustaba a un referente importante del socialismo madrileño, vuelvo a mencionarle, Enrique tierno Galván, él decía como buen profesor, que la buena didáctica es aquella que deja que el pensamiento del otro no se interrumpa y que le permite, sin notarlo, ir tomando buena dirección. Él, al igual que la mayoría del socialismo español, pensaba que las instituciones, están por encima de las personas, y que precisamente los malos dirigentes son los culpables del deterioro de las instituciones. Aquí es donde está el PP, de espaldas a la ciudadanía, Según el historiador británico Lord Acton y su conocido Dictum de Acton, “el poder tiende a corromper, y el poder absoluto corrompe absolutamente”. Los populares madrileños están impregnados totalmente del aforismo de Acton. La derecha popular está obsoleta, olvida a la gente humilde en beneficio de los poderes fácticos y económicos.

Leí algo muy cierto de un amigo, Ángel Vicente: “Se banaliza la corrupción y las amenazas, se criminaliza la pobreza, raza, orientación sexual, clase social, el pelo largo, el pelo rasta, todo en orden, la España profunda no aprendió nada”.

Sinceramente no es lo que deseo para la sociedad madrileña, un partido que aún no ha cortado el cordón umbilical con el pasado, un partido gris, que huele a naftalina, una derecha que no aprendió nada todavía, que no mira hacia la derecha del resto de Europa, derecha esta cien por cien democrática e incapaz de pactar con la ultraderecha fascista, y sí es capaz de pararla.

Esperanza o mediocridad, yo personalmente me quedo con la esperanza.

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