Entrevista a Eduardo Sotillos: “Si volviera a nacer sería pianista”

Entrevista a Eduardo Sotillos: “Si volviera a nacer sería pianista”

Eduardo Sotillos es uno de los periodistas más importantes de la historia del periodismo español. Portavoz del Gobierno de Felipe González, testigo de la historia.

Usted que ha sido director de Radio Exterior de España y RNE, ¿qué análisis haría de los medios de comunicación en la actualidad?
Podemos empezar hablando de la radio por la función tan importante que desempeña. Los informativos en la radio son referentes, además de poseer una pluralidad suficiente para llegar a los oyentes. Esa pluralidad se materializa en un cuadro variado de las posiciones políticas. Otras características destacables de la radio son su gratuidad y su accesibilidad. Respecto a otros medios, tanto prensa como televisión, podemos encontrar en ellos más carácter político y que, a su vez, generan opinión. Tal es el caso, actualmente, de A3Media, mayor potencia informativa en la actualidad y que está marcando posición. Otro gigante informativo, que es el grupo Prisa, se encuentra en la actualidad atravesando una crisis, en la cual, para fortalecerse, pretenden trasladar un mensaje nuevo a la sociedad.

Y en esa etapa como Portavoz del Gobierno de Felipe González, ¿cuál ha sido el momento más difícil que vivió?
El momento más difícil lo viví cuando tuve que trasladar a la sociedad la “intervención de RUMASA”. Se generó en aquel momento un debate interminable además de la gran repercusión que supuso para la ciudadanía, con comercios cerrados, en momentos tan delicados.

En aquellos años 80, ¿qué nivel político había?, ¿más nivel antes o en la actualidad?
Hay que partir de la base que, en aquellos años, teníamos ante nosotros momentos muy difíciles.
Algo muy importante y delicado que en aquellos años hizo el Gobierno de Felipe González y que, un gobierno de derechas jamás habría hecho, pero que era absolutamente necesario llevarlo a cabo, fue la reconversión industrial. Muchos trabajadores se vieron afectados y los sindicatos tuvieron una función determinante. Gracias que una mayoría absoluta se pudo acometer esta reconversión, que afectaba a muchos y era extremadamente delicada, pero también necesaria para el futuro industrial de nuestro país.

Basándonos en su experiencia, ¿cuáles son, a su entender, los retos de los socialistas?
El mayor reto que tienen ahora mismo los socialistas es debatir de un modo interno y abierto, donde estén presentes las distintas sensibilidades, y llevar a cabo un diálogo con libertad y respeto. La mejor herramienta para ello es la celebración de un Congreso.
Tiene que ser un encuentro fértil, en el que prevalezcan la valentía y la sinceridad, y que tenga como fin marcar una línea política. Se ha de transmitir a la ciudadanía una respuesta común y propia, y en sintonía con las federaciones. Ahora se percibe quizás algo de descoordinación informativa.

¿Qué podría decir que ha cambiado en la política desde los años ochenta hasta ahora?
De los años ochenta a ahora, la política ha cambiado de forma radical.
En los años ochenta imperaba el bipartidismo. Existían dos bloques perfectamente diferenciados: por un lado la derecha liberal y por otro la socialdemocracia. A ello se sumaba, además de la alternancia, la presencia de los nacionalistas que siempre entraban en juego.
Ahora, en cambio, el escenario es totalmente distinto. No tenemos más que mirar lo que nos trasladan las encuestas, en las que el resultado puede ser: “ganaría A, pero formarían gobierno B y C”. Ello es porque se consiguen unas mayorías muy escasas para poder gobernar. Incluso podemos encontrarnos con muy poca distancia entre 3 fuerzas políticas. Poder gobernar en ese escenario es muy complicado, parece que asistimos a la ceremonia de la confusión. Hace falta más sosiego.

¿Tuvo que soportar, en algún momento de su carrera, especialmente en la Transición, algún tipo de censura?, ¿o ha vivido alguna situación en la que se le impidiera informar con neutralidad?
La verdad es que no. Fue una etapa difícil. Yo entonces dirigía los Telediarios y tengo que reconocer que fue el momento de mayor libertad en la historia.
Precisamente, me siento realmente orgulloso de aquella etapa. Presentaba y dirigía el Telediario de las nueve de la noche y tenía absoluta autonomía. Y esa libertad absoluta me la brindó Rafael Ansón, de UCD, que era quien desde el gobierno tenía esa facultad.
En una ocasión, Adolfo Suárez quiso eliminar una noticia pero, finalmente, no sólo rectificó sino que pidió perdón por inmiscuirse en la libertad informativa.
Ya pasada la transición, tengo que reconocer que también tuve libertad absoluta al retransmitir todo lo ocurrido en el 23-F.
Creo que hay algo que deber quedar absolutamente claro, “la libertad se conquista”.

¿Cree que en estos últimos años se ha impuesto estos años el periodismo de agencia de espaldas a la buena literatura o al periodismo como género literario?
Hay de todo. Es necesario reconocer que en la actualidad hay columnistas muy buenos.
Es periodismo de agencia es necesario, básico diría yo. Precisamente las agencias son quienes suministran la materia prima en periodismo. Por ello, también es justo a la hora de transmitir la noticia reconocer la fuente de la que se ha obtenido.
Lo malo es cuando los medios de lo que dependen es de los trending topic.

¿Cómo influyen las nuevas tecnologías en el nuevo periodismo?
Muchísimo. Hay quien tiene más repercusión cuando escribe en una red social, por ejemplo Facebook, que cuando escribe en un medio.
Y lo que se publica en redes sociales es necesario contrastarlo. Existen en la actualidad campañas de desinformación. Y con eso hay que acabar. Es necesario establecer un control.

¿Están en peligro los periodistas en el mundo tras el caso Kashoggi?
No más que en otros momentos. Puede existir peligro en países como México o Colombia, o en países que estén inmersos en conflictos. Pero, en general, no.

Si volviera a nacer… ¿sería periodista?
Si volviera a nacer, sería pianista. Pero no un pianista que se ve inmerso en grandes auditorios, quizá mi sitio estaría tocando el piano en Casablanca.

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