“Criterios de oportunidad y oportunismos”, por Alfredo Liébana Collado.

Alfredo Liébana Collado.

En política es esencial la habilidad de encontrar el momento oportuno para formular las preguntas o para encontrar las respuestas a los problemas, sin duda la función de la política es resolver problemas, no crearlos artificialmente. La derecha en este momento político tan complejo lo que está haciendo es crearlos y no ayudar a resolverlos, la labor de la oposición debería ser alternar la crítica razonable, no sobreactuada, con los acuerdos para encauzar las soluciones. Si observamos la posición de VOX es además de una exageración mayor, es el fomento del insulto y la descalificación sin pudor alguno, hasta extremos ya olvidados, con un único fin, el de encrespar la vida ciudadana, de la que espera obtener el máximo rédito, en esta situación el PP muestra una confusión absoluta con cambios de actitud constantes que solo producen perplejidad. La desaparición de la mesura es sin duda el mayor defecto de la situación actual, cuando la economía y la salud están tan en cuestión, los brochazos gruesos solo sirven para emborronar el presente y dificultar las salidas de futuro.

En este momento, a pesar del evidente apoyo, tanto económico como político de la Unión Europea, para destensar la crisis provocada por la pandemia, en España por el contrario el debate sigue estando cercano a la tragicomedia.

Cuando no siempre el tener más razón es lo fundamental y cuando por el contrario lo más importante es el criterio de oportunidad ¿No deberíamos preguntarnos dónde está en realidad el debate? Y valorar ¿Es oportunidad u oportunismo?

Para los que tienen que comer todos los días y no pueden hacerlo, para los que el trabajo tiene enormes dificultades para ser desarrollado por razones obvias como resultado de la pandemia, hablar del sexo de los ángeles u observar la crisis del Barcelona (provocada por un ladrón), defender a un majadero por sus gilipolleces verbales en sus ripios, u observar si el rey debe disponer en este momento de corona o no, o si el emérito tiene tantas debilidades de entrepierna, por cierto, propias de su estirpe, acostumbrada a no pegar ni golpe, teniendo mucho tiempo y dinero (por cierto, que no es suyo, sino de todos) para desarrollarlas, produce perplejidad. ¿No hay un momento adecuado para cada cosa? ¿No hay asuntos importantes y secundarios? ¿No habrá gente interesada en provocar humo para debilitar la vista de lo fundamental? En mi opinión lo fundamental es afrontar la salida de la crisis económica resultado de la pandemia y superar la crisis política provocada por una derecha mal acostumbrada a no estar en el gobierno.

En toda esta situación hay muchos oportunistas, creándose problemas artificiales o dramatizando problemas reales. Falta una graduación adecuada, sin ella no es posible resolverlos, además el criterio de oportunidad es sustancial.

Que el sistema político había abandonado recientemente a sectores importantes de la sociedad es evidente, pero eso ya había ocurrido en España anteriormente con lo que no es algo nuevo. Nuestra tasa de nacimientos es extraña a los países de nuestro entorno, es una variable sobre la que debemos reflexionar, esta tasa está aparejada a la inestabilidad laboral y al modelo de vivienda, ambas a su vez sustancial en la construcción de un proyecto de vida. La fertilidad hay que recordar además es algo temporal, ya que se mueve en una franja de edad. Si a lo anterior añadimos dos variables: el mayor acceso a los estudios universitarios y al mundo laboral por la mujer, resultado de nuestra rápida adaptación a los estándares de nuestro entorno europeo, el resultado es un retraso exagerado en el nacimiento de hijos, o la ausencia de éstos, dando lugar a una pirámide poblacional que expresa un futuro peligroso, solo afrontable con una fuerte inmigración poblacional, se quiera ver o no.

Esta situación ha de ser canalizada para poder ser resuelta.  La aparición reciente de una forma espontánea en España del movimiento de los indignados ha sido un aldabonazo que necesitaba ser encauzado, pero ha sido aprovechado con criterios de oportunismo por los más avispados. En base a esto surgen movimientos como “Podemos”, que han sido articulados en Madrid por líderes como Pablo Manuel Iglesias, o en Barcelona por Ada Colau aglutinando respuesta a problemas enquistados como el de la vivienda, organizando el movimiento frente a los desahucios de viviendas, resultado de los problemas creados por la rapiña de determinadas entidades financieras y sociedades inmobiliarias, todo esto ante las escasa atención de los gobiernos de todo color y ante la manifiesta carencia de ayudas sociales hacia los sectores más golpeados en las últimas crisis, que habían provocado a un alto número de parados. Debemos fijarnos por lo tanto no en el dedo que señala, sino en lo que indica el mismo.

En este último asunto, en otros países existen unas ayudas a la vivienda a esos sectores pauperizados con lo que se evitan los resultados previsibles de una fuerte crispación social. La decisión del gobierno balear de incidir ahora sobre el mercado de la vivienda de una forma drástica, con la intervención sobre el alto volumen de viviendas en manos de especuladores inmobiliarios, para provocar un descenso en los abusivos precios generales de la vivienda, que daba como resultado la expulsión de un sector de trabajadores tanto temporales como permanentes del mercado laboral en un sector como la hostelería.

Estos movimientos nuevos tienen base ideológica y organizativa en las experiencia de algunos países americanos, en los casos más llamativos claramente de raíz peronista que aspiran inicialmente a ser transversales y que trasladan fórmulas movilizadoras como el “Sí se puede” para aglutinar a algunos sectores desasistidos de representación, huyendo inicialmente de afirmar que aunque eran básicamente de izquierda con dinámicas populistas utilizando un lenguaje confuso de arriba y abajo, estructuran posteriormente un modelo de representación social con uso de nuevas tecnologías informáticas, de escaso control, tildando de partida a todos los sindicatos y a los partidos políticos como lo viejo, y afirmando que ellos representan lo nuevo, éstas son técnicas ya utilizadas en otros países con éxito, pero eso sí en sistemas políticos bastante diferentes. El resultado es una pobreza de representación superlativa, con técnicas leninistas expulsando todo tipo de disidencia de los núcleos organizativos iniciales, y buscando con criterios oportunistas, alianzas por arriba con otros grupos en las distintas nacionalidades y regiones para gestionar su peso político. Al final es un movimiento que se convertirá poco a poco en un modelo autocrático sin intermediarios y más parecido al peronismo que intenta ser interclasista.

Hoy mismo se ha producido en Más Madrid una división añadida a las habituales en la izquierda, en un mensaje en las redes Javier Cobo concejal de ese grupo que se divide expresaba las últimas divisiones en Izquierda Unida en Madrid, donde hace un tiempo se expulsaron 5000 afiliados para que la dirección fuera podemizada, en un método claramente populista para tener una plataforma de proyección política. Marta Higueras, José Manuel Calvo, Luis Cueto y Felipe Llamas presentan Recupera Madrid como nueva fórmula. Veremos…

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