Elecciones pide Rafael Correa, ex presidente de Ecuador, desde Bruselas como la única solución posible ante las protestas en el país que vienen sucediéndose contra las reformas económicas del Gobierno de Lenín Moreno, el llamado paquetazo.
Incluso, aseguró, “si es necesario” se presentaría como candidato. “Se es necesario que sea candidato, lo seré”, dijo en una comparecencia ante la prensa en el Parlamento Europea, en donde estaba invitado por eurodiputados de Unidas Podemos.
Correa señaló que no tiene “ningún problema” para concurrir en unas elecciones porque, aunque sobre él pesa una inhabilitación para ser presidente, “de la vicepresidencia para abajo puedo participar”. No obstante, indicó, podría ser detenido si vuelve al país porque hay dos órdenes de detención contra él en Ecuador.
Después de calificar como “ridiculeces” estas órdenes y entender que es “ilegal e inconstitucional” su inhabilitación, explicó que “Van a crear esos problemas, van a buscar cómo impedir esa participación, porque saben que los derrotamos en las urnas. A ver qué se inventarán”.
Abundó en que “regresaría al país, que me metan preso, pero que me dejen inscribirme para ser candidato. No me van a dejar”. El ex presidente ecuatoriano está seguro de que, si se presenta en una candidatura, sería un caso parecido al de Lula da Silva en Brasil.
Al ex mandatario brasileño, dijo, lo “metieron preso” para parar su candidatura y ahora es presidente “el fascista Bolsonaro”. “Le robaron la democracia a Brasil y lo mismo van a intentar hacer en Ecuador” remarcó. En su opinión, “la situación jurídica cambiará -en Ecuador- cuando cambie la situación política, y por eso no quieren soltar el poder”.
Correa niega su implicación en las protestas, como le acusa el Gobierno ecuatoriano. De Moreno, su sucesor, dijo que “es un caso psiquiátrico” porque dice que él –Correa- está detrás de una conspiración para un golpe de Estado.
También negó haber viajado a Venezuela y otros sitios de la zona para planear cosas de ese estilo. Luego denunció los “discursos cavernícolas” y la “brutal represión” contra los ciudadanos en las protestas. “Ellos son los golpistas, estamos pidiendo una salida democrática”, zanjó.
Con todo, respalda a aquellos que salen a las calles a protestar contra las medidas económicas pactadas con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Sostuvo que los incidentes son “aislados” y que la violencia es resultado de la “brutal represión” contra los indígenas que se movilizan.
En su opinión, “el Gobierno está acabado, pero lo quieren sostener a toda costa”, lo que explica los disturbios, las víctimas y los detenidos en las manifestaciones.
Así, el ex presidente ha instado a la población a que “defienda sus derechos con firmeza, pero en paz y cuidándose”. Cree que las autoridades “buscan cualquier pretexto” para ejercer la represión y “llenarnos de miedo”. Mantuvo que “nuestra Constitución establece el derecho a la resistencia”.
Respecto al papel que puedan jugar la ONU y la Conferencia Episcopal Ecuatoriana, tiene dudas, aunque lo ve con “esperanza y temor” pero quisiera que funcione. “Tengo esperanza, pero temor porque no me dan confianza los intermediarios y, en todo caso, no sé cómo lo van a solucionar”, trasladó.
Asimismo, alertó de que, si hay un pacto para retirar las medidas motivo de las protestas, el Gobierno del actual presidente no tendrá “ninguna legitimidad” y “se le caerá el acuerdo con el FMI”.