Editorial «La abolición de la pobreza»

Cuando el ensordecedor grito de las estadísticas sobre la pobreza acecha nuestras conciencias, alguna inexplicable barrera nos hace quedarnos quietos y no hacer absolutamente nada. Expertos en rasgarnos las vestiduras, los hombres y mujeres políticos no mueven, salvo contados casos, ni un decreto.
Sin embargo, la abolición de la pobreza es posible. Y debe ser bandera de la nueva socialdemocracia y del nuevo socialismo del siglo XXI. Sino habremos dejado de ser útiles para mucha gente.
Tras la publicación del informe de la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social, descubrimos una España real, ajena a los debates estériles en el Congreso de los Diputados o en los platós de televisión.
Trece millones de españoles están bajo riesgo de pobreza o de exclusión social. Muchos españoles no cubren sus necesidades básicas. Lo obsceno es que tenemos recursos suficientes para que esto no ocurra. Falta voluntad política y sobra ceguera sectaria que hace que muchos hombres y mujeres públicos se dediquen a ser importantes antes que útiles.
La propuesta de abolición de la pobreza que defendemos desde este periódico se sustenta en tres pilares básicos que conforman la nueva socialdemocracia. En primer lugar la voluntad política de tomar decisiones que reduzcan la desigualdad implementando una Ley para la Abolición de la Pobreza en España y que obligue constitucionalmente a que las administraciones públicas cubran obligatoriamente las necesidades básicas de todos y cada uno de los ciudadanos.
En segundo lugar la existencia de recursos suficientes para lograrlo. Un mundo de abundancia existe, como también existen desigualdades e insostenibilidad. Pero esta vez no hay excusas: hay como digo recursos suficientes.
Y en tercer lugar asistimos a una nueva generación de paradigmas tecnológicos que dispararán exponencialmente la tecnología, la singularidad, y que impulsarán de lleno un mundo en el que la única razón para que haya pobres será la maldad.
La abolición de la pobreza es posible como lo fue en muchas naciones la abolición de la esclavitud.

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