En estas elecciones, los votantes también renovarán el Senado, copado de facto por el bipartidismo. De los 265 miembros de la Cámara Alta, se eligen 208.
Precisamente, el sistema de listas abiertas, en contraposición con el de las del Congreso de los Diputados, debería permitir un amplio crisol de representación parlamentaria.
Sin embargo, no se da porque la mayoría de los electores suele marcar a los candidatos a senador del partido al que votan para la Cámara Baja.
Nos explicamos por si alguien desconoce el sistema.
Cada provincia, como Cámara territorial que es el Senado, aporta, en la mayoría de los casos, cuatro senadores.
Actualmente, forman España 50 provincias a las que se unen las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla. Por tanto, habría 52 circunscripciones.
Sin embargo, no es del todo así porque en Canarias encontramos Gran canaria, Tenerife, El Hierro, Fuerteventura, La Gomera, La Palma y Lanzarote.
Asimismo, en Baleares eligen senadores en Mallorca, Ibiza-Fuerteventura, y Menorca.
En cada provincia peninsular se eligen cuatro candidatos y tres en Gran Canaria, Tenerife y Mallorca, en cada una.
Además, en Ceuta y en Melilla, dos, respectivamente, mientras que en Ibiza-Formentera, Menorca, Fuerteventura, Gomera, Hierro, Lanzarote y La Palma, uno en cada una. En total, los citados 208 escaños.
Cabe recordar que, para el Senado, sólo hay una papeleta, en la que figuran todos los aspirantes a senador por esa provincia o circunscripción. De todas las formaciones.
Ahora bien, los partidos sólo pueden presentar el máximo de candidaturas de cada circunscripción, como decimos, en la mayoría cuatro.
En cambio, los votantes sólo pueden marcar tres en esos casos. Podrán ser del mismo partido los tres, dos de uno y otro de una formación diferente o uno, cada uno de formaciones distintas.
Asimismo, en las provincias donde se presentan tres candidatos, los electores marcarán un máximo de dos.
Sólo se podrá escoger a uno de los aspirantes cuando son dos el total de candidatos a elegir y también uno, obviamente, donde sólo se puede optar por un solo aspirante.
Bipartidismo en todas las elecciones anteriores
En todas las elecciones en 45 años, los votantes eligieron a los candidatos de un mismo partido. Así, la formación más votada en cada provincia se llevó tres escaños y el siguiente, el cuarto.
De este modo, en todas las elecciones anteriores, lo habitual es que hayan acaparado los votos PSOE y PP: bipartidismo de facto.
Cuando las últimas generales, las de noviembre de 2019, se mantuvo la ‘tradición’ del 3+1 en la mayoría de las circunscripciones salvo en veinte.
En 18 de éstas, se dio un 2+2 a repartir entre socialistas y populares. En otras dos, Teruel y Girona, se repartieron entre Teruel Existe y PP, en la primera, y ERC y Junts, en la segunda.
De esta forma, el PSOE obtuvo 93 senadores, frente a los 83 de los populares.
Ahora, al PP le basta con lograr 110 escaños para hacerse con la mayoría absoluta, ya que cuenta, inicialmente, con 23 senadores autonómicos. Falta ratificarlos, pero se da por hecho.
Un factor especialmente importante éste, ya que el Senado debe también aprobar las leyes, aunque, si las rechaza, pueden salir adelante en el Congreso sin su anuencia.
Sin embargo, su aprobación por mayoría absoluta es inexcusable para aprobar el techo de gasto, por ejemplo. Ahí reside la importancia.
Por su lado, el PSOE cuenta de partida con 19 escaños, si bien falta por saber qué deciden algunas Asambleas autonómicas.
En consecuencia, si se repite el esquema, estaríamos de nuevo ante un bipartidismo de facto, como en el cara a cara. Y es que, el modo de votar de los electores ‘dificulta’ la entrada de otras formaciones en el Senado.
Tal es así que, Vox, por ejemplo, que fue tercera fuerza política en la Cámara Baja, con 52 diputados, sólo obtuvo cuatro senadores. En este caso, mejor que haya sido así.