En contra de lo que pronosticaban los sondeos, el Partido Socialistas (PS) de António Costa, primer ministro portugués, ha ganado las elecciones en Portugal.
Y lo hace con una holgada diferencia respeto a los segundos, el conservador Partido Social Demócrata (PSD), que habría conseguido el 32% de los votos.
Los socialistas, en cambio, al cierre de estas líneas, habrían cosechado el 43% de los sufragios. Por tanto, a Costa le basta con pactar con los ecologistas, si es que no logra la mayoría absoluta, que aún está a su alcance.
De este modo, no tendrá que depender de sus hasta ahora socios, el Bloco de Esquerda y el Partido Comunista Portugués. Ambos se hicieron con el 3% de las papeletas.
Detrás de esta significativa victoria de los socialistas en estas elecciones en Portugal se encuentra la estrategia seguida por el partido. Consistió en responsabilizar a los partidos de izquierda del fracaso de los presupuestos. Parece que ha convencido a los votantes.
Además, los electores portugueses reconocen de esta manera el éxito de gestión de la epidemia en el país. De hecho, es uno de los pocos países, junto con España, con altísimas tasas de vacunación.
Asimismo, se reconoce el haber mantenido los indicadores socioeconómicos con apenas impacto. Tal es así que las previsiones de crecimiento son buenas y el paro se ha reducido al 6,1%.
Por otra parte, se aguan las expectativas de Rui Rio, líder del PSD. Hace unos días, los barómetros le daban una ventaja sobre los socialistas. Es cierto que los conservadores han mejorado sus resultados respecto a 2019.
En cambio, el que sí sube es el partido de extrema derecha Chega, cuyo líder, Andrés Ventura, ha celebrado el 7,5% de los votos obtenidos. Con todo, ha dicho que “será muy malo para el país que António Costa vuelva a ser primer ministro”.