En una conversación informal con los periodistas este martes, Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, avanzó que mantendrá reuniones con Carles Puigdemont, líder de Junts, y con Oriol Junqueras, el de ERC.
Así lo ha comentado durante la copa de Navidad que el jefe del Ejecutivo ha ofrecido en el Palacio de la Moncloa.
Además, aseguró que dichos encuentros se convocarán públicamente y habrá foto. Unas reuniones para normalizar el diálogo con ambos dirigentes independentistas.
Coincide, por tanto, con lo anunciado por Jordi Turull, secretario general de los neoconvergentes, que Sánchez ni confirmó ni desmintió posteriormente.
Ahora, el presidente afirma que no sólo habrá una reunión con cada uno o con ambos. No obstante, no ha detallado cuándo se producirán, si bien señaló que prefiere que sean cuando se haya aprobado la Ley de Amnistía.
En todo caso, Sánchez subrayó que defendió como coherente que se produzcan ese tipo de reuniones para normalizar el diálogo.
Es decir, que forma parte de los pasos a dar si quiere ser coherente con su discurso por la incorporación de los partidos independentistas catalanes a la vida política nacional. Más aún, tras haber impulsado la ley de amnistía.
Dicho esto, lo que sí es seguro es el encuentro con Pere Aragonès, presidente de la Generalitat catalana este jueves en Barcelona.
Una reunión a la que asistirá Ángel Víctor Torres, ministro de Política Territorial.
Por otro lado, Sánchez sostuvo que no le preocupan las posibles repercusiones negativas de la ley de amnistía en el voto del PSOE. Insistió en su discurso de que se comprenderá la decisión con el paso del tiempo.
Así, puso el ejemplo de los indultos a los líderes del procès. Tras ellos, recordó, los socialistas obtuvieron un millón de votos más que en las anteriores elecciones generales.
Asimismo, trasladó que prefiere el diálogo con los partidos independentistas, aunque sigue manteniendo discrepancias con sus posiciones e iniciativas.
Por ejemplo, concretó, su oposición a que los jueces comparezcan en las comisiones de investigación del Congreso, como pretenden Junts y ERC.