El caos que supuso el asalto al Capitolio el pasado miércoles y las críticas posteriores se han cobrado la primera ‘víctima’ entre los funcionarios de las fuerzas policiales de Washington. Steven Sund, jefe de la policía de la sede del Poder Legislativo estadounidense, presentó el jueves su dimisión.
Nancy Pelosi, la presidente del Congreso, lo había pedido horas antes. “Hubo una falta de liderazgo en la cúpula de la policía del Capitolio”, manifestó. La dimisión de Sund será efectiva el 16 de enero.
Desde hace días se sabía que los partidarios de Donald Trump, el presidente saliente, se manifestarían para impedir la ratificación de Joe Biden.
Ya desde el primer día del año se publicaron en Twitter casi 1.500 mensajes en ese sentido. Incluso, hay quien alertó de que podrían llevar armas.
A ello se une que el propio magnate neoyorquino agitó a las masas insistiendo en el fraude electoral. Llegó a llamar a sus seguidores “verdaderos patriotas” e hizo un llamamiento a no rendirse y que marcharan hacia el Capitolio.
La policía de la sede del Poder Legislativo de Estados Unidos se escuda en que estaban preparados solo para limitar el acceso, no para rechazarlo. El Capitolio tiene sus propias fuerzas policiales de alrededor de 2.000 agentes. Sin embargo, sólo estaba de servicio una parte, con el uniforme ordinario y no con el de antidisturbios.
Más extraño resulta que se necesitaron casi dos horas para enviar a la Guardia Nacional, dependiente del Departamento de Defensa. De hecho, se había aprobado el despliegue de 340 agentes, pero sólo de apoyo y sin armas.
Ante los hechos de esa noche, las agencias federales de seguridad se vieron obligadas a movilizar a cientos de fuerzas para ayudar a la policía.
Y resulta más sorprendente que el asalto al templo de la democracia estadounidense se saldara con 52 detenidos. En cambio, 26 de ellos fueron arrestados por incumplir el toque de queda decretado por el Ayuntamiento de Washington, no por el asalto.
Las críticas llueven y hay quienes se preguntan qué habría pasado si los asaltantes hubieran sido manifestantes del movimiento Black Lives Matter. Así se lo cuestionó Biden, quien afirmó que se les habría tratado de manera muy distinta a cómo sucedió en la noche del miércoles. “Eso es inaceptable”, proclamó.
Incluso Michelle Obama se refirió al asunto en un comunicado. “¿Y si estos agitadores se hubieran parecido a la gente que va a la Iglesia Bautista Ebenezer todos los domingos? ¿Qué habría sido diferente? Creo que todos sabemos la respuesta”. Hacía mención al templo situado en el barrio negro de Atlanta donde predicaba Martin Luther King.
Si hubieran sido negros, los habrían barrido a tiros desde el minuto uno, EEUU es un pais que sostiene guerras desde su fundación, la violencia endémica esta clara en el numero de armas de todos los calibres que se venden como patatas, el cine de Hollywood es basicamente de violencia, con las minorias se cometen toda clase de abusos, se ejecutan a personas con discapacidad, si no tienes seguro medico puedes morir en la calle, y luego nos viene diciendo que es la cuna de la democracia. y que ellos promueven la democracia en el mundo.