Hemos comenzado 2021 viendo lo que puede ocurrir en un país democrático y avanzado, cuando la ciudadanía permite que personajes autoritarios y peligrosos para la libertad, la igualdad y la democracia, lleguen al poder. En la corta historia democrática de la humanidad, hemos visto que es fácil manipular a la sociedad en su propio perjuicio por parte de personas con sus facultades mentales perturbadas, con muy poco juicio y con mucho poder, aunque se envuelvan en banderas de falso patriotismo, que solamente defiende el odio y la desigualdad entre seres humanos. En España ya sabemos de lo que son capaces estos delincuentes envueltos en banderas, que se hacen llamar patriotas.
Algunos seres humanos, parece que por su naturaleza primitiva o por algún trastorno mental, en ocasiones tienden a olvidar los derechos humanos, la justicia social o la igualdad de derechos y oportunidades que permiten etapas de paz y prosperidad para todos, poniendo en peligro la vida de miles de personas, simplemente por una ambición desmedida de poder o riqueza. Da igual la causa que se defienda cuando una minoría, por medio de la fuerza, intenta impedir la voluntad de la mayoría, ya sea mediante el asalto a un Parlamento democrático por parte de manifestantes o con un golpe militar contra un Gobierno elegido democráticamente.
Cosa diferente, es una manifestación pacífica en un Estado democrático, como las que pueden convocar PSOE, Podemos, PP, Ciudadanos, VOX o EH Bildu, ya que es un derecho protegido por nuestra Constitución, la Constitución que nos hace iguales ante la Ley. Quienes intentan equiparar las manifestaciones contra la extrema derecha en España, con lo ocurrido en el Capitolio de Estados Unidos, intentan confundir a la ciudadanía para que no distinga la diferencia entre fascismo y libertad de manifestación.
En Estados Unidos, el incitador del asalto al Capitolio, ha obtenido más de 70 millones de votos en las elecciones y en España, los que abiertamente prefieren la dictadura a la Democracia y quienes les toleran, representan un significativo porcentaje de la población, incluso en Andalucía están gobernando. Todo a través de las urnas… pero ya estamos viendo cómo actúan cuando la ciudadanía les quita el poder. Aquí, llevamos muchos meses escuchando a la ultraderecha y sus socios acusando al Gobierno de España de “ilegítimo” y creando agitación social, lo mismo que Donald Trump en Estados Unidos.
Las leyes deben ser aplicadas, ya sea contra políticos de un Gobierno “legítimo” que incumplen la Constitución para alcanzar la independencia o contra quienes tratan de debilitar el Estado de Derecho con mentiras y mensajes de odio. Al igual que la Justicia debe ser implacable aplicando la Ley con quienes utilizan cualquier violencia contra las mujeres o abusan de niños o niñas, debemos ser firmes contra los enemigos de la Democracia, la igualdad y la libertad, y para eso, el primer paso lo han de dar las fuerzas políticas en las cámaras legislativas, pero el problema está cuando permitimos que la semilla del odio y el fascismo llegue a los parlamentos.