Más de doscientos millones de mujeres no tienen acceso al uso de anticonceptivos.
Según un informe del Fondo de Población de la ONU sobre el Estado de la Población Mundial, UNFPA, 2019, casi mil mujeres mueren a diario por causas que serían evitables durante el embarazo y el parto. Además, señala que un 40% de entre 15 y 49 años en 51 países dicen no poder tomar decisiones fundamentales sobre la gestación y el acceso a los servicios de salud.
Es más, a pesar de la disponibilidad creciente a éstos, 214 millones de mujeres no pueden acceder fácilmente al uso de anticonceptivos por razones culturales y económicas. Para Mónica Ferro, directora del Fondo en Ginebra, estas cifras son “preocupantes” y aseguró que resulta necesario aumentar el nivel de consentimiento para millones de mujeres en el mundo: “No hay que olvidar que cada una de estas cifras representa a una persona”, destaca.
Precisamente, el que no haya derechos reproductivos y sexuales para las mujeres repercute de manera importante y negativa en la educación, en los ingresos y en la seguridad de éstas, convirtiéndolas en “incapaces de forjar su propio futuro”. Así, subrayó que aquellas mujeres y niñas que quedan rezagadas “son generalmente pobres, rurales y con menor acceso a la educación”, de tal forma que dos tercios “de todas las muertes maternas se producen hoy en día en el África subsahariana”.
Cabe reseñar que el matrimonio precoz sigue representando un obstáculo cultural de importancia para el empoderamiento de la mujer y la mejora de sus derechos reproductivos: “Una niña que se casa a los 10 años, probablemente dejará la escuela”. “Si la abandona, no obtendrá las actitudes necesarias de negociación ni las habilidades específicas que le permitirán conseguir un trabajo mejor pagado”, remarca Ferro.
A estas cuestiones económicas se unen los riesgos de salud a los que se enfrentarán, puesto que no estarán presentadas ni física ni mentalmente para un parto: “Esto también aumentará las posibilidades de que sufra complicaciones en el embarazo y en el parto”, agrega la directora.
Hay que destacar que las dificultades de acceso a los anticonceptivos provocaron 376 millones de nuevas infecciones diarias por enfermedades de transmisión sexual como gonorrea, clamidia o sífilis entre personas de entre 15 y 49 años. No obstante, la presión de la sociedad civil y de los gobiernos para reducir los embarazos no deseados y las muertes maternas han llevado a que “incontables millones” de mujeres tengan vidas más sanas y productivas desde que hace 50 años que se fundó este Fondo de la ONU.
Tal es así, que la reducción del promedio de nacimientos por mujer era en 1969 de 4,8, mientras que en 1994 era de 2,9 y actualmente es de 2,5. También, que el número de mujeres fallecidas debido factores relacionados con el embarazo ha caído desde las 369 por cada 100.000 nacimientos en 1994 a 216 en 2015. Asimismo, y paralelamente, el uso de anticonceptivos ha seguido una tendencia alcista, pasando del 24% en 1969 al 52% en 1994 y al 58% en la actualidad.
Otro de los retos a los que se enfrenta el fondo es que se estima que 350 millones de mujeres, niñas y jóvenes precisarán servicios de salud sexual y reproductiva y atención para abordar la violencia de género en entornos humanitarios entre las emergencias motivadas por conflictos o desastres meteorológicos. En ese sentido, Natalia Kanem, directora ejecutiva del UNFPA, ha hecho un llamamiento a los líderes mundiales para que renueven su compromiso de forma que se garantice la salud y los derechos sexuales y reproductivos de todo el mundo, compromiso al que llegaron en la Conferencia Internacional sobre la Población y el Desarrollo, CIPD, de 1994 en El Cairo.
En ella, 179 gobiernos pidieron que todas las personas tuvieran acceso a servicios integrales de salud reproductiva así como a la planificación voluntaria de la familia y a servicios seguros para el embarazo y el parto. “El mundo tendrá una oportunidad histórica de completar las tareas pendientes de la CIPD en la Cumbre de Nairobi que se celebrará en noviembre, donde los gobiernos, los activistas y las partes interesadas se unirán para proteger los logros alcanzados hasta ahora y cumplir con la promesa del programa de la Conferencia Internacional sobre la Población y el Desarrollo de no dejar a nadie atrás”, concluye.