Memoria socialista. Resumen histórico del socialismo español (2)

Por Eusebio Lucía Olmos

2.- Nacimiento y primeros pasos de partido y sindicato en el siglo XIX

Los acontecimientos políticos nacionales durante los años posteriores motivaron que los pequeños núcleos de socialistas españoles se viesen obligados a reducir al mínimo sus actividades, debiendo de reunirse en la clandestinidad, lo que no impidió que llegasen a la conclusión de la necesidad de fundar un partido de características similares a los que ya se estaban organizando en otros países europeos. Ello, por fin, se consiguió en la comida organizada en la fonda Casa Labra, en la madrileña calle de Tetuán, el 2 de mayo de 1879, a la que asistieron 25 comensales, intelectuales y obreros – fundamentalmente tipógrafos –, encabezados por Pablo Iglesias. Su primer programa, así como su comisión ejecutiva, fueron aprobados 2 meses más tarde, siendo su aspiración fundamental “…la abolición de las clases, o sea, la emancipación completa de los trabajadores; la transformación de la propiedad individual en propiedad social o de la sociedad entera; la posesión del poder político por la clase trabajadora”.
Pocos años antes había tenido lugar la restauración borbónica en España, de la mano de Antonio Cánovas, fraguándose las bases de un sistema monárquico conservador de democracia limitada. Estaba basado en la soberanía del rey y las Cortes, la alternancia en el gobierno de los partidos liberal y conservador, y un modelo electoral de carácter censitario que excluía a los trabajadores y a los sectores menos instruidos de la población. En opinión de Cánovas, 900.000 electores eran suficientes para una población de 17 millones y medio de habitantes.
Estas circunstancias políticas, unidas a las económicas y sociales de la España del último cuarto del siglo XIX, motivaron que el partido tuviera un arranque lento y trabajoso, pero la experiencia histórica ha demostrado después que las raíces echadas por aquel pequeño grupo liderado por Iglesias eran profundas. Desde su fundación, el PSOE ha estado presente y activo en el panorama político español, tanto en la legalidad como en la clandestinidad, ya en la oposición o asumiendo responsabilidades políticas en cualquiera de las instituciones.
El número de sus agrupaciones fue creciendo con dificultad, al tiempo que la elocuencia de sus escasos miembros hizo que fueran tomando un protagonismo decisivo entre las organizaciones obreras, casi todas ellas girando en aquellos momentos alrededor de la influencia anarquista. Ya en 1884, tanto la Agrupación Socialista Madrileña como el propio Pablo Iglesias son requeridos para presentar sendos informes a la Comisión de Reformas Sociales – organismo oficial creado para estudiar las cuestiones relativas a la situación de la clase obrera –, que suponen un magnifico exponente del ideario del primitivo socialismo marxista español.
La disposición de un medio de comunicación propio que permitiese hacer llegar a los obreros la posición del partido en los asuntos de la vida diaria del país, fue una de las primeras preocupaciones de los fundadores. La tarea era harto difícil, no sólo por el coste de la necesaria inversión, sino por las dificultades de llegar a los destinatarios, cuando sólo uno de cada cuatro trabajadores sabía leer. No obstante, el 12 de marzo de 1886 apareció el primer número del semanario El Socialista, que se ha venido publicando de manera prácticamente interrumpida desde entonces, y que se convertiría pronto en el nexo de unión de las agrupaciones que se iban creando.
Por fin, en el mes de agosto de 1888 se celebraron en Barcelona las sesiones del primer Congreso del PSOE, aprobándose su programa definitivo, organización y sede madrileña, y nombrándose su comité nacional bajo la presidencia de Pablo Iglesias. Unos días antes se había celebrado también en la misma ciudad el Congreso fundacional de la Unión General de Trabajadores, organización sindical que sería dirigida por Antonio García Quejido y con sede en Barcelona. El binomio formado por partido y sindicato respondía al principio marxista de compatibilizar la actividad política con la lucha sindical, sobre la base de unos mismos principios y objetivos.
El breve texto programático fundacional del partido, conocido como “programa máximo”, refleja el horizonte de aspiraciones de la organización a largo plazo. Este ideario ha sido complementado en cada momento con el calificado como “programa mínimo”, en el que se recogen las aspiraciones políticas más inmediatas y específicas de cada coyuntura histórica concreta.
La primera etapa de la vida del partido se caracterizó por la participación del mismo en las actividades de la Segunda Internacional, organización creada tras la ruptura definitiva de la AIT a causa de las fuertes discrepancias entre marxistas y bakuninistas. Una de las primeras resoluciones del nuevo organismo fue la conmemoración del 1º de mayo como fiesta del trabajo, que el partido llevó a la práctica en España a partir de 1890. El restablecimiento del teórico sufragio universal masculino ese mismo año permite a la organización presentarse a los comicios convocados, obteniendo algunas concejalías y escaños de diputados provinciales. No por ello abandona su apoyo a los grupos de obreros que se enfrentan a sus patronos por las nefastas condiciones laborales soportadas.

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