“La insensata libertad”, por Carmen Vicente Muñumer.

Carmen Vicente.

La valentía consiste en saber sufrir por los demás y no en provocar que los demás sufran por nosotros. ¿Y por qué digo esto? Por todos aquellos que de forma incontrolada e irresponsable hicieron su “fiesta de Año Nuevo” por las calles de varias ciudades, mientras los sanitarios controlaban su rabia ante tanta insensatez centrados en salvar vidas.

El hecho de que desaparezca el estado de alarma no hace desaparecer el virus, y no es tan difícil de entender. En este sentido los valencianos nos están dando al resto de España una lección enorme. Y de ahí también el saber sufrir por los demás, el gran esfuerzo ha tenido su recompensa, registrando cinco muertes durante toda una semana y una incidencia de 36 casos por cada 100.000 habitantes. Como comparación muestro la incidencia de Madrid con 317,56 casos por cada 100.000 habitantes y 19 fallecidos en 24 horas. Se puede decir que es la cara y la cruz. Por un lado el esfuerzo, entre todos ellos, en un intento por acabar con el sufrimiento que provoca el virus en sus vecinos más vulnerables…o por el contrario, el ansia de “libertad” cueste lo que cueste al prójimo en un alarde de puro egoísmo. Y es hay que tener mucho cuidado con los mensajes que se lanzan a la población.

En este país han fallecido por covid 78.895 personas… hasta el momento. La cuenta sigue corriendo mientras otros olvidan muertos, cuentas y virus. De repente nos creemos inmunizados y sin riesgo a la vista. Se ha proclamado contra viento y marea que el estado de alarma nos quitaba libertades, y más concretamente las libertades de todos los madrileños, en palabras de Ayuso. Pero no tienen en cuenta que con su actitud lo que ellos pueden quitar son muchas vidas.

Hay que recordar que el PP se ha negado sistemáticamente a apoyar el estado de alarma porque “avalarían un atropello”, y abogaban por dejar que “las comunidades autónomas hagan su trabajo”. Estas palabras fueron dichas el 29 de octubre de 2020, en la votación para la prolongación del estado de alarma durante otros seis meses. Pero es más, el pasado 20 de abril Moreno, Feijóo, Mañueco y Ayuso, anunciaban que en una posible prórroga del estado de alarma, su postura sería negativa, ya que según sus declaraciones, “es una herramienta estéril”. ¿Entonces a qué viene, dos semanas después, ese cambio repentino de postura? ¿Tal vez tenga que ver con la estrategia política en las elecciones madrileñas?

En uno de sus mítines durante la campaña para las elecciones del 4-M la señora Ayuso dijo: “compro donde quiero, consumo donde me dé la gana, visito a quien considero y si voy a misa o voy a los toros o no voy a ningún lado, o me voy a la última discoteca, lo hago porque me da la gana. ¡Vivo así! ¡Vivo en Madrid y por eso soy libre!”. Me recuerda a esa frase épica de Aznar sobre la DGT con algo más que el puntillo cogido: “Las copas de vino que yo tengo o no tengo que beber déjame que las beba tranquilamente; no pongo en riesgo a nadie ni hago daño a los demás”. Esto sucedió en 2007, donde se registraron alrededor de 1500 muertes en accidentes de tráfico provocados por el alcohol.

Con respecto a las palabras de Ayuso, la periodista Pepa Fernández hacía la siguiente reflexión: “felicidades a la nueva presidenta de la comunidad de Madrid y mucha suerte. Me temo que la va a hacer falta, porque como todos los madrileños hayan tomado sus palabras al pie de la letra, no quiero ni imaginarme cómo debe ser gobernar un lugar donde todo el mundo hace lo que le da la gana”. Y tal vez ese es es problema que tienen encima. Lo más seguro es que sean muy conscientes de lo que han provocado, y ahora les toca hacerse la siguiente pregunta: ¿Cómo vamos a parar la ola de equívocas libertades que hemos difundido?

Y es que “La gente viene a Madrid a ser libre”, según Ayuso. Y me consta que así ha sido, ha habido grupitos de jóvenes que han hecho ese viaje este pasado sábado (por cierto, aún en estado de alarma, con lo cual no sé muy bien qué control hubo entre Castilla y León y Madrid), para celebrar esa libertad que se proclamaba, jugando a su vez a la ruleta rusa con el virus, sin mascarillas ni distancia de seguridad alguna. Qué pronto olvidaron los muertos por propia diversión. Qué fácil es exculparse después de nuestra propia insensibilidad, cuando con nuestra actitud ponemos en la diana a los más vulnerables.

Yo solo espero una cosa, y es que los padres o abuelos de estos irresponsables “libertarios” no acaben pagando con su salud o su vida la estupidez de esa libertad insensible e insensata.

1 thoughts on ““La insensata libertad”, por Carmen Vicente Muñumer.”

  1. Ayuso no tiene mas que echar la culpa de todo a Pedro Sanchez. Es la niña del exorcista, a la que le da vueltas la cabeza. El problema en todo caso no seria Ayuso ,aunque lleve su nombre esta patología, sino la abundante necedad que compra este tipo de demagogia populista.

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