La energía: el eje más importante de la abundancia

Por Carolina Gutiérrez Montero.
(Investigadora biomédica)
Estamos tan acostumbrados a los hechos cotidianos de cada día: encender la luz, darnos una ducha, abrir el grifo para bebernos un vaso de agua…que se nos olvida que miles, millones de personas no tienen agua corriente, carecen de electricidad, no pueden tomarse determinados medicamentos porque deben mantenerse en frío y no pueden conectar neveras a la electricidad.
Existe una estimación de Naciones Unidas que cifra en más de 1500 millones de personas las que viven sin electricidad, (en el África subsahariana más del 70% de la población vive sin electricidad) y en unos 3.500 millones las que siguen dependiendo de combustibles primitivos como la madera y el carbón vegetal para cocinar.
Esta pobreza, denominada pobreza energética y que desgraciadamente tenemos cada vez más cerca, dificulta el día a día de las personas. Porque la energía puede considerarse el eje más importante de la abundancia.
La combustión de madera de mala calidad, y de restos de la cosecha para cocinar y calentarse lleva asociado la inhalación de gases tóxicos muchos de ellos mortales: en algunos países de África hay más gente que muere por inhalación de estos gases tóxicos que por la malaria.
La energía también aporta luz, necesaria para la educación. Las escuelas solo están abiertas cuando hay luz solar y los niños solo pueden hacer los deberes robándole horas solares al día y a los ya de por sí trabajos que tienen que hacer en el campo, entre ellos recoger materiales para la combustión.

Puedes ponerte enfermo ir a un consultorio y que no te atiendan porque no hay electricidad y no pueden administrarte el tratamiento mínimo; puedes necesitar una vacuna para una enfermedad mortal y no disponer de ellas por la ausencia de refrigeración imprescindible para el mantenimiento de las mismas; puedes tener que pasarte horas y horas del día en busca de fuentes de energía y sufrir el ataque de animales salvajes e incluso de violaciones.
La escasez de energía también lleva asociado la falta de crecimiento a nivel empresarial: es imposible montar ningún tipo de negocio por pequeño y sencillo que sea.
Es decir, con energía suficiente podríamos resolver el problema de la escasez de agua, mejorar los principales problemas de salud, mejorar la educación y por tanto con todo esto ayudar a reducir la pobreza.
Pensemos por tanto cómo hacerlo, y a ello se han puesto algunos científicos que han calculado que la energía solar de los desiertos del norte de África es suficiente para suministrar 40 veces más la demanda actual de electricidad mundial. Si a esto unimos sus reservas de viento, geotérmicas e hidroeléctricas, el continente africano tendría suficientes reservas para abastecerse y exportar el excedente a Europa.
El mercado solar ha crecido entre un 45 y 50 por ciento anual en la última década, mientras que el resto de la energía global solo ha aumentado un 1 por ciento anual.
Las empresas están luchando por el abaratamiento de los materiales de las estaciones fotovoltaicas de manera que esta reducción en los costes permita una mayor instalación de paneles solares en los tejados de todas las casas.
Stephen Chu, que fue Secretario de Energía de Estados Unidos creó la Iniciativa SunShot con el objetivo de estimular la innovación y reducir el coste total de los sistemas de energía solar otro 75 por ciento para el 2020. Lo que colocaría el precio del kilovatio/hora más barato que el carbón.
Cualquier tipo de iniciativa destinada a potenciar las energías renovables debe ser aplaudida. Todo el posible abaratamiento que se consiga en los países ricos será bueno para trasladarlo a los países más pobres.
Uno de los problemas que se plantea es la capacidad de almacenamiento de la energía, debemos conseguir sistemas que permitan el almacenamiento masivo de la misma. La energía solar, por la aportación y el fuerte papel que puede tener en los países más desfavorecidos se perfila como una de las más atractivas en este sentido. Si conseguimos resolver el problema del almacenamiento de la energía solar, conseguiremos que esta sea abundante y democrática.
Las redes inteligentes y las nuevas innovaciones que vayan surgiendo podrán conseguir una disminución en el uso de la energía gracias a las ganancias en eficiencia y al aumento de su generación. Conseguiríamos por tanto tal abundancia que el abastecimiento mundial estaría asegurado.
Confiamos en la Singularidad y todo lo que de ella se derive como medio para obtener la abundancia y el bienestar de los ciudadanos. En este caso para conseguir mediante las tecnologías exponenciales y científicas, la democratización energética y en último término, la abolición de la pobreza.

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