“Hábleme de Usted, si no le importa”, por Carlos María Bru Purón.

Carlos Mª Bru Purón.

En un reciente artículo publicado en este prestigioso diario digital, bajo el título “Menudencias”[1], mostraba yo mi repulsa al hábito periodístico por el que los entrevistados –generalmente un o una influencer – tutean a los periodistas entrevistadores, mientras que éstos cumplimentan el reverencial “usted” para dirigirse a aquéllos. De vergonzoso clasismo calificaba yo tal práctica.

Pero hete aquí que no es solo en el campo del “famoseo” donde prepondera esta humillante prerrogativa. Se da, para mayor escarnio, en la comunicación de los miembros de la Casa Real con los ciudadanos y ciudadanas de cualquier condición y sea cual sea el cometido a que tenga lugar el cortés cruce de saludos.

No aluden a este tema ni, por banal, sería propio aludiesen a él los artículos de la Constitución dedicados a la Monarquía, y tampoco hay mención en la normativa sobre la Casa Real, ya que el Decreto 434/1988 se refiere tan sólo al comportamiento del personal de dicha Casa.

Ciertamente, la calificación oficial de “Majestades” para Rey y Reina (en activo y Eméritos), y de Altezas para tan solo los hijos de aquéllos, comporta suficientemente la manera de dirigirse a los mismos. Nada, sin embargo, se dice en cuanto a la interlocución recíproca. Queda ello pues, sometido a lo puramente fáctico y, a este respecto, bastaría remitirse a lo que día a día se da, de tal modo que de ello podrían testimoniar los innúmeros visitantes, conversadores o recipiendarios de un -realmente, siempre afectuoso- saludo de Sus Majestades.

A falta de testimonios directos, básteme lo aportado por los medios de comunicación hace poco más de un mes[2]. Se celebraba la concesión de los Premios “Francisco Cerecedo” para artículos periodísticos, y en el muy merecidamente concedido a Javier Cercas, éste saluda al Rey con las buenas formas de “vaya por delante, Señor (…), la Monarquía que Usted encarna (…); Vd. nos dijo a quienes estábamos cerca de la legalidad que no estábamos solos (etc., etc.)”… Hablaba Cercas de señor a señor (oportuno, desde los protagonistas al resto de los mortales, nadie rehúye de llegar a senior) y utilizaba un “Usted” correcto.

A continuación el Rey, dentro de un meditado y brillante discurso, hace un inciso dirigido al premiado en estos términos, “quiero agradecerte, Javier, el sentido final del artículo que escribiste en El País semanal el 13 de Enero de este año (etc., etc.)”.Tuteo a tutiplén.

Es de suponer que, dada la inmediatez en tiempo y lugar de una y otra, tan distintas, interlocuciones, produjese cierto choque o al menos extrañeza en oyentes y lo habrá producido en lectores: un “usteeo” y un tuteo recíproco entre- por encima de premios o rangos dinásticos- se dio entre dos personas iguales en dignidad.

Por descontado, frente a la, no ya disconformidad sino indignación que en el firmante producen éste y similares hechos, se le aducirá que esa es la regla, si no escrita, sí consuetudinaria en las relaciones entre Reyes y súbditos españoles a lo largo de su –por otra parte- discontinuo acontecer.

Pues no. Hay un precedente poco conocido pero digno de reseñar.

Ocurre que un político español del siglo XIX, Joaquín María López (estoy informado, soy tataranieto), fue nombrado Presidente del Consejo de Ministros y titular de Justicia el día 23 de Julio de 1843, y una de sus primeras decisiones, fechada el 8 de Agosto, fue adelantar la mayoría de edad de la Reina Isabel de Borbón, dando con ello fin a sucesivas Regencias que precedieron a aquella Ley, así como ocasión al juramento por la favorecida en los términos de que “guardaré y haré guardar las leyes”.

Pues bien, está históricamente acreditado que en el Memorial, no de agravios, sí de consejos políticos que aquel “premier” sometió al mejor criterio de la joven Reina, figuró el persuadirla que –literalmente y según el testimonio del Ministro de Gobernación y Notario Mayor “de los Reinos” (sic) Fermín Caballero – “abandone poco a poco la familiaridad del tuteo, empezando por llamar de usted a sus ministros responsables”, lo que dio lugar a que el corto mandato (meses) de “Don Joaquín María López tuvo singularidades (…) como haber sido tratado de usted por la reina Dª Isabel II.”[3].

Sirva, pues, como curioso a la par que audaz, este precedente de un breve Primer Ministro – descrito conmiserativamente por Galdós como “bendito López (dotado de) oratoria de caja de música (pero a quien) no le llamaba Dios por el camino de dirigir a un partido y de gobernar a la Nación “ [4]– , ese López (quizá ajustado a la calificación galdosiana, su primer mandato duró días y el siguiente meses, que no obstante inició la política desamortizadora monopolizada por Mendizábal)… ese López también valió para plantar cara a viejas tradiciones y acabar con los tuteos desde alturas soberanas.

Así se empezó y del, desde entonces, se mantiene el “usted” regio a Presidentes y Ministros, funcionarios, consejeros propios y hasta bedeles.

Pero, haciéndonos eco de aquel Lord Altrinchan que – según la serie The Crown– favoreció a la actual Reina de Inglaterra planteando alguna que otra impertinencia, cabe preguntar: ¿No sería propio hoy que el Rey de España, sin menoscabo de su preminente cometido constitucional, no otro que la más alta representación del Estado y ejercicio de funciones arbitral y moderadora[5], no sería propio -insisto- que ese respetuoso trato de no tutear a bote pronto lo extendiese a todas cuantas –como él, ni más ni menos – personas, con las que día a día se encuentre y dedique el educado a la par que grato gesto del saludo?


[1] Vide en Diario Progresista, sección Artículos, 27/XI/2019

[2] VIde diario EL País, 29/XI/2019,

[3] Vide Caballero, Fermín, “Vida del Excmo. Sr. D. Joaquín María López”, Madrid, Imprenta Manuel Miñuesa 1856-7, págs. 142 y ste.

[4] Vide Pérez Galdós, Benito, “Episodios nacionales”, 3ª serie, “Bodas Reales”, edición “Obras dePérez Galdós (Imprenta Vda. e Hijos de Tello), Madrid 1900, págs. 60 y sgte.

Asimismo, sobre J. Mª López, vide Prats Esquembre, Vicente, “Joaquín María López, un líder liberal para España”, Ayuntamiento de Villena, Alicante 1991, y Romeo Mateo (Mª Cruz), en Moreno Luzón (J) “Progresistas”, Ed. Taurus 2015, págs.63 y sgts.

[5] Constitución Española, artº 56,1.-

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