Quien quiera tener un amigo en el fútbol… que se compre un perro. Que la vida de los futbolistas pasa principalmente por su interés y el desvelo por sus ingresos, eso está fuera de toda duda. Pero, en ese sentido, hay dos tipos de futbolistas: los que tratan de compaginar su interés profesional con el interés del club en el que militan, y aquellos, por otra parte, que sólo piensan en ellos mismos.
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Como reveló Diario Progresista, según fuentes bien informadas, Antoine Griezmann se ofreció al Bayern de Múnich en febrero de 2019, mucho antes de que volviera a llamar el Barça a su puerta. De espaldas al club de sus amores, según él, sostuvo una reunión, él y su entorno, con Karl-Heinz Rummenigge, exfutbolista de reconocido prestigio y actual director general del club bávaro, Rummenigge no sólo le dijo que no, sino que, además, en caso de querer hacerse con sus servicios tendría que bajarse y mucho sus emolumentos, amén de tener que hablar primero con el Atlético de Madrid, dadas las buenas relaciones entre ambas entidades. Tan buenas relaciones como que el Bayern se lo comunicó al Atlético delatando así la traición. El Atléti guardó silencio.
No bastando ello, Griezmann se puso en contacto con el City a finales de febrero y la respuesta de los del Manchester fue la misma que la del Bayern: no interesa, y, si interesara, tenía que rebajarse la ficha sobremanera.
Fue en esto que apareció el Barça de nuevo, más pendiente de sonados fichajes que de velar por el patrimonio de un club señero. Griezmann vio la luz y comenzó a negociar con el Barcelona, tras la negativa del Bayern y del City, en el mismísimo mes de marzo.
De las aventuras del francés por Múnich, Manchester y la Ciudad Condal, tuvieron buena cuenta los del Wanda, quienes guardaron un inteligente silencio viendo cómo se perpetraba la traición mientras sus compañeros se dejaban la piel en la Champions.
Estos son los hechos y así se lo hemos contado. Lo demás es literatura.