Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, hizo referencia a Juan Guaidó como “líder de la oposición en Venezuela” en la primera sesión de control al Ejecutivo. Lo hizo en vez de como “presidente encargado”, como así lo reconoció desde el 4 de febrero de 2019.
De hecho, así se refirió a él José Luis Ábalos, ministro de Transportes, que vivió una sesión casi monográfica sobre su reunión con Delcy Rodríguez, la vicepresidente de Venezuela. Cinco preguntas y una interpelación y a acusación de PP, Ciudadanos y Vox de mentir.
Volviendo al asunto, Moncloa matizó que el modo en que Sánchez se refirió a Guaidó no supone un cambio de posición del Gobierno. Guaidó, aclararon, es reconocido por España como “presidente encargado” desde el 4 de febrero del pasado año.
Más allá, fuentes del Ejecutivo insistían. “España ha liderado desde el principio a la comunidad internacional en la exigencia de elecciones democráticas libres. El objetivo del Gobierno de España en Venezuela es democracia, paz y respeto a los derechos humanos”.
En el Hemiciclo no se hicieron esperar las reacciones. Con su pico de oro, Cayetana Álvarez de Toledo, portavoz parlamentaria de los populares, pedía explicaciones. “Hoy el presidente Sánchez ha llamado a Juan Guaidó ‘líder de la oposición’. Ha dejado de reconocerle como presidente encargado de Venezuela. Ha asumido, en sede parlamentaria, el lenguaje de Podemos. Y del señor Zapatero. Y del propio chavismo. Debe ser la última exigencia de la torturadora”.
Resulta que había sido en la réplica a Santiago Abascal, líder de Vox, cuando Sánchez habló de Guaidó como “líder de la oposición”. En cambio, defendió que la posición del Gobierno “está bastante clara”. Después, Ábalos volvió a hablar de Guaidó como “presidente encargado”. De todo sacan punta. Más aún cuando la Unión Europea ni siquiera ha adoptado un criterio común e unificado.