La plazas de Ñuñoa e Italia de Santiago de Chile han vuelto a ser testigos de las protestas de miles de manifestantes, una ciudadanía hastiada de abusos y que se ha visto colmada por el aumento de las tarifas de metro, por lo que se han desatado una serie de manifestaciones contra Sebastián Piñera, presidente del Gobierno de Chile y contra su Ejecutivo.
Tras que Piñera indicara que el país “está en guerra”, los habitantes de la Región Metropolitana se han concentrado masivamente. Por el momento los fallecidos ascienden a once, tal como se ha señalado en el balance oficial.
Andres Chadwick, ministro del Interior, ha manifestado que lo dicho por el presidente “demuestran autoridad y decisión” con relación a la multitud de protestas que comenzaron a principios de octubre. En cambio, tal como han trasladado organizaciones sociales, esas protestas son la consecuencia de un malestar más profundo por un deficiente sistema de salud, vivienda y educación que está sufriendo la ciudadanía.
A pesar de que el Ejecutivo ha realizado un llamamiento a los ciudadanos para que se regrese a la “normalidad” independientemente de haber declarado el estado de excepción, las agrupaciones sociales piden una “huelga nacional” a la vez que las calles están tomadas por los militares.
El presidente chileno ha reconocido que “a veces ha hablado duro”, aunque ha aseverado que lo ha hecho “porque le indigna ver el daño y el dolor que esta violencia provoca”, tal como se ha informado desde el diario local La Tercera.