Según ha manifestado Antti Hakkanen, ministro de Defensa de Finlandia, Rusia estaría alimentando e incentivando la migración al país desde territorio ruso.
En ese sentido, señala que tienen “pruebas de cómo opera Rusia en diferentes partes del mundo y en Europa”.
Hacía alusión a la crisis de refugiados en el Mediterráneo y el presunto papel que los mercenarios del Grupo Wagner habían desempeñado en ese asunto.
Asimismo, las autoridades de Finlandia han deslizado la posibilidad de cerrar “toda la frontera” con Rusia para frenar la llegada de solicitantes de asilo y migrantes en situación irregular.
A ese respecto, Hakkanen ha trasladado que, “si fuera necesario, se cerraría toda la frontera oriental”.
Un mensaje “muy claro” a Moscú para que deje de incentivar la migración hacia Finlandia, territorio OTAN desde abril y de la UE desde 1995.
A su vez, ha remarcado que en otros países europeos el Kremlin trata de “desestabilizar” la situación, instrumentalizando la cuestión migratoria.
Además, el ministro finlandés afirma que “Rusia es una potencia importante y veremos el panorama general, la historia y el manual de estrategia de Rusia. Por eso debemos reaccionar con decisión desde el principio”.
En consecuencia, Finlandia cerró en la madrugada del sábado cuatro de los nueve pasos fronterizos con Rusia durante al menos tres meses.
Es la respuesta de las autoridades del país al incremento de solicitantes de asilo y migrantes en situación irregular.
En concreto, los de Imatra, Niirala, Nuijamaa y Vaalimaa, en el surete, siendo los cruces de Salla y Vartius los que gestionarán los pasos fronterizos. Una frontera de más de 1.330 kilómetros.
No obstante, no se descarta que el cierre se extienda más allá del 18 de febrero de 2024.
Así, las autoridades del país nórdico han visto incrementarse de manera importante la llegada de personas en situación irregular. Coincide, creen que no es casualidad, con la entrada de Finlandia a la Alianza Atlántica.
Aunque Moscú prohibió cruzar la frontera a los que no tuvieran sus documentos en regla, ha cambiado de actitud.
Para Sauli Niinisto, ese cambio de postura del Kremlin no es más que una “venganza” por el ingreso de Finlandia en la OTAN.