En este 1 de enero, además de celebrar un nuevo año, tendremos que esforzarnos por felicitar a las Marías y a los Manolos. Efectivamente, y hay más, si nos atenemos al santoral católico, el que ‘rige’ y es referencia en España.
Felicitaremos a los Manolos, permítanme lo coloquial, porque el 1 de enero se celebra el día de Emmanuel, el nombre profético de Jesús. Es el que anunció el profeta Isaías y que se referiría a lo transcendental para la sociedad la llegada del Mesías.
Isaías dio el nombre de Emmanuel, según la Biblia, al Señor y significa “Dios está entre nosotros”, un modo de destacar la magnanimidad de Jesús.
A las Marías hay que felicitarlas porque este 1 de enero también se celebra la onomástica de la madre de Jesús. Es la primera fiesta mariana del año, en concreto, la Solemnidad de Santa María, madre de Dios.
Alude al dogma de la maternidad divina de la Virgen instaurado en el Concilio de Éfeso. Por él se certificaba a María como madre del Señor hecho carne.
Se trata de la conmemoración mariana de mayor importancia entre todas las que se le dedican a la Virgen. Pone en valor todos los dones personales de María que contribuyeron a que alumbrara al Mesías.
Su origen se encuentra en Roma, en el siglo VI. Se cree que se empezó a celebrar ese día en honor a María. Por tanto, sería la fiesta mariana más longeva.
Además de estos dos importantes hitos, se conmemora la circuncisión de Jesús, ocho días después de su nacimiento. De ahí que se lo conozca como la Octava de Navidad y de ahí que todas las fiestas, cumpleaños por ejemplo, tienen octava, plazo para felicitar, aunque sea tarde.
Con todo si conocen a un o una Almaquio, Claro, Eugendo, Frodoberto, Fulgencio, Guillermo (abad de San Beningno de Dijon), José María (Tomasi), Justino, Odilón, Vicente María (Strambi), Zdislava, Hugolino, Juan Lego, Mariano (Konopinski), Segismundo (Gorazdowski) o Valentín (Paquay), sírvanse mostrar su felicitación. Por cierto, felicidades a Macron.