La estrecha victoria socialdemócrata aboca a Alemania a una coalición multicolor

La estrecha victoria socialdemócrata aboca a Alemania a una coalición multicolor

Los resultados de las elecciones celebradas este domingo en Alemania reflejan que nada estaba suficientemente atado para ninguno de los partidos mayoritarios.

Es verdad que los socialdemócratas de Olaf Scholz han logrado darle la vuelta a los comicios en los que lograron el peor resultado de su historia. Ese 20,5% de 2017 se ha tornado en un 25,7%.

Todas las encuestas mostraban al SPD como vencedor, y así ha sido, pero con una muy estrecha distancia respecto al CDU/CSU. Apenas un punto y seis décimas.

Son los democratacristianos quienes reciben el peor golpe y son los conservadores los que recogen el peor resultado de su historia: 24,1%. Se quedan muy lejos de las anteriores elecciones del 32,9%.

De ahí que recibieran los resultados con decepción, mientras que en la sede del SPD aplaudían los obtenidos, sabiendo, no obstante, que será complicado gobernar.

Ambos, Scholz y Armin Laschet, han tendido la mano a Los Verdes y al FDP, los verdaderos triunfadores de la noche electoral. Saben, y se saben, que serán piezas claves para formar un gobierno estable. Sus 116 y 91 escaños, respectivamente, son las únicas llaves. Además, juntos.

Y es que sin esos 207 diputados no se pueden formar mayorías. Ni a derecha ni a izquierda. Porque la ultraderecha de Alternativa para Alemania y sus 84 escaños no cuentan si todos los partidos respetan el pacto de no apoyarse en ellos y la CDU no romperá su compromiso. Aun así tampoco sumarían.

El centro político será la llave para gobernar en Alemania

Los liberales (FDP) se niegan rotundamente a hablar con la extrema derecha, con lo que la derecha por sí misma no consigue sumar. El problema es que su líder, Christian Lindner, tampoco quiere hablar con Annalena Baerbock, su homóloga de Los Verdes.

Ambos representan el verdadero centro alemán y se disputan el liderazgo de ese espacio político. La recuperación económica está en marcha y, salvo sorpresas, ya no es necesario tanto consenso y unidad.

Los conservadores preferirían una coalición ‘Jamaica’, pero con esos mimbres va a ser difícil. A los socialdemócratas les sucede lo mismo. El apoyo de Die Linke es residual, por lo que las habilidades negociadoras del candidato del SPD tendrán que rendir al máximo.

Todo apunta a que no habrá ‘gran coalición’

Lo que parece obvio ya es que ni socialdemócratas ni democristianos quiere reeditar la ‘gran coalición’.

Así las cosas, Alemania se enfrenta a tiempos de incertidumbre. No es la primera vez. Las anteriores conversaciones para formar gobierno duraron meses. Lo previsible es que, ahora que ha terminado la era Merkel, las negociaciones se alarguen, pero nada garantiza que se culminen con éxito.

Tal vez uno de los dos partidos mayoritarios deba arriesgarse a gobernar en coalición con uno de los dos centros. Luego, lograr el apoyo puntual del otro centro para sacar iniciativas legislativas. O el respaldo negociado del otro partido mayoritario.

En cualquiera de los casos, arranca una etapa inédita en Alemania, ya sea por un ejecutivo tripartito o por un gobierno en minoría, en coalición o no.

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