Donald Trump, por medio de la Administración de Estados Unidos, ha informado que va a proceder a imponer aranceles del 100% a los productos franceses, tales como el champán y el queso, además de otros, como respuesta a la tasa GAFA, que es la tasa Google de Francia mediante la cual se va a exigir, a las compañías tecnológicas de Estados Unidos, el pago de un impuesto por los beneficios que hayan percibido a cambio de sus servicios digitales.
Robert Lighthizer, representante de Comercio estadounidense, ha señalado que, después de hacer una investigación, ha llegado a la conclusión que este impuesto es “incompatible con los principios vigentes de la política fiscal internacional y es inusualmente oneroso para las empresas estadounidenses afectadas”, entre las que se encuentra Alphabet Inc, Facebook, Apple y Amazon.
De este modo, Lighthizer ha trasladado que el Ejecutivo de Estados Unidos está estudiando abrir otras investigaciones iguales acerca de los impuestos que aplican Austria, Italia y Turquía sobre servicios digitales que prestan estas empresas.
Tal como ha informado la cadena de televisión local France 24, esos aranceles se impondrán sobre 63 productos de Francia pertenecientes a distintas categorías, incluidos entre ellos el champán, los bolsos y el queso que estén valorados con un valor comercial aproximado de 2.400 millones de dólares.
“La acción propuesta por Estados Unidos incluye aranceles adicionales de hasta el 100 por ciento sobre ciertos productos franceses”, ha indicado la Oficina de Lighthizer, a través de un comunicado, avisando que esa decisión del Gobierno es “una señal clara de que Estados Unidos tomará medidas contra los regímenes fiscales digitales que discriminan o imponen cargas indebidas a las empresas estadounidenses”.
La tasa GAFA fija la imposición del 3% sobre la facturación del negocio digital y fue promulgada el pasado mes de julio. Cinco meses después, Washington responde con una nueva imposición de aranceles.
Con esta medida, las multinacionales están obligadas a pagar en Francia impuestos sobre los beneficios que obtienen de los internautas franceses y con la que se espera recaudar por parte del Ejecutivo francés unos 565 millones de dólares anuales.
Después de su entrada en vigor, Robert Lighthizer, informó del comienzo de una investigación contra la tasa francesa por entender que iba dirigida “injustamente” contra las grandes tecnológicas estadounidenses.