Después de las discrepancias dentro de la coalición que gobierna Finlandia, Antti Rinne, su primer ministro, ha presentado su dimisión ante Sauli Niinisto, presidente del país, que la ha aceptado “pero al mismo tiempo te pido que sigas en funciones hasta que un nuevo gobierno esté en vigor”, le manifestó.
Estas discrepancias surgen por la pérdida de confianza del Partido de Centro –uno de los cinco integrantes de la coalición- hacia el socialdemócrata Rinne debida a la gestión de la huelga del servicio postal, que se extendió durante dos semanas y alcanzó a la aerolínea Finnair y a otras empresas. El conflicto se resolvió la semana pasada.
Katri Kulmuni, líder de la formación centrista, ha mostrado su deseo de seguir formando parte del Ejecutivo y la coalición, pero pone en cuestión a Rinne. No se espera que pidan la celebración de nuevas elecciones.
Por su lado, el primer ministro a afirmado ante los medios de comunicación que espera mantener “conversaciones rápidas para formar gobierno”, en lo que parece una nueva apuesta por repetir en el cargo.
También Sanna Marin, ministra de Transporte y Comunicaciones, socialdemócrata, de 34 años, se ha postulado para asumir el puesto y salvar de este modo la coalición: “No esquivaré la responsabilidad”, ha dicho a su llegada a Helsinki procedente de Bruselas.
Otro que también se ha mostrado dispuesto a ello es Antti Lindtman, líder del grupo socialdemócrata, que admite estar listo para ser primer ministro.