La irrupción-vuelta de Íñigo Errejón a la política nacional con su nuevo partido Más País, surgido de Más Madrid, y refrendado ayer por la militancia, pone en solfa la viabilidad de Podemos como hasta ahora se ha conocido. Y lo hace prácticamente desde dentro, buscando aliados entre los que confluían con la formación morada.
Por el momento, Pablo Iglesias sigue contando con la lealtad de tres de las cuatro confluencias. Equo le ha dado la espalda y ya negocia con el ex dirigente morado. No obstante, Juantxo López de Uralde, el único diputado del partido ecologista, continuará como independiente junto al líder de Podemos.
Galicia en Común y En Comú Podem han confirmado explícitamente que seguirán en Unidas Podemos. Alberto Garzón, coordinador federal de Izquierda Unida (IU), no se ha pronunciado, aunque todo apunta a que continuará del lado pablista.
Prueba de ello podría desprenderse del hecho de que esta semana IU Andalucía descartó desgajarse de Unidas Podemos para pasar a formar parte autónomamente dentro de Adelante Andalucía, la lista con la que Teresa Rodríguez, su líder, concurrirá a las generales del 10 de noviembre.
Del otro lado, formaciones que nunca fueron aliadas de Iglesias. Es el caso de la Chunta Aragonesista. Pero también otras que sí se mantuvieron cerca de Podemos, como Més Balear. También, los gallegos de En Marea. Todo ello además de Compromís, el primero en ponerse del lado del dirigente madrileño.
Errejón suma un trozo más de la fragmentada izquierda, pero su pretensión es convertirse en “parte de la solución”. Así lo dijo ayer una vez que la militancia de Más Madrid votó a favor de que el ex número dos de Podemos concurra como candidato liderando Más País.
“Hay repetición electoral por la irresponsabilidad de los líderes políticos tras el 28-A. Si queremos que el resultado sea diferente, hay que votar diferente. No vamos a ser parte del ruido, vamos a ser parte de la solución”, explicó.
“La política tiene que volver a hablar de la vida, del tiempo que tenemos para nosotros, de qué comemos y de los centros de trabajo”, dijo después de criticar a PSOE y Unidas Podemos por no haber sido capaces de “poner el país delante de los partidos”.
Señaló que es cierto que con su salto a la política nacional se dividía más la izquierda, pero si nadie ofrecía otra situación ante el bloqueo vivido, España no tendría un gobierno progresista. Por tanto, su único objetivo era garantizar el desbloqueo y la gobernabilidad de un Ejecutivo de izquierda.
Para cimentar esa idea, esbozó que en los próximos días se pondría en marcha un equipo que estudiará las zonas en las que presentarse para no restar, sino para sumar al bloque progresista.