Se reproduce el escenario político surgido de las elecciones del 28 de abril.
El Centro de Investigaciones Sociológicas, CIS, ha publicado una encuesta en la que el PSOE ganaría las elecciones europeas, al encabezar la intención de voto para el Parlamento Europeo. De acuerdo con los pronósticos, los socialistas obtendrían entre el 29% y el 31% de los sufragios, algo que está por encima de los resultados del 28 de abril y que supondrían entre 17 y 18 escaños en la Eurocámara. Actualmente, el PSOE tiene 14 eurodiputados.
Por detrás del PSOE se situaría el PP, que obtendría entre el 18% y el 20% de los apoyos, lo que les reportaría entre 11 y 12 escaños, mientras que Ciudadanos lograría entre ocho y nueve. Unidas Podemos Cambiar Europa se haría con ocho asientos, un resultado parecido al que consiguieron por separado Podemos e Izquierda Unida en 2014. Vox consigue entrar en el Parlamento Europeo con entre cuatro y cinco diputados, pero su intención de voto es inferior a los resultados obtenidos en las generales, donde se hizo con el 10% de los sufragios y ahora se quedaría, como mucho, con el 9%.
En clave nacionalista, la formación liderada por Carles Puigdemont, ex presidente de la Generalitat, se haría con un escaño, igual que ahora, mientras que Ahora Repúblicas, que aglutina a ERC, BNG y EH Bildu, lograría tres, es decir la misma representación que ahora. La coalición en la que se integra el PNV se alía con escaño, igual número de representantes que actualmente.
Con todo, se reproduce un contexto parecido a los días previos del 28 de abril, puesto que el 48,6% de los encuestados no tiene decidido aún su voto, no votará -10%- o no contesta. A pesar del porcentaje que abiertamente declara que no participará en la consulta, todo indica que la cifra será mayor.
Respecto a la participación, en 2014 acudieron a las urnas el 43,8% del censo, un dato bajo, pero superior al 42,6% de la media en la Unión Europea. La estimación ahora es que la participación se situará en el 63%. Según explica el CIS, se da la coincidencia de unas elecciones autonómicas y municipales, algo que también se produjo en 1999, por lo que se toma como referencia: “Se trata de una participación superior a las tres últimas elecciones europeas, que se interpreta como un efecto arrastre”, señalan.