Coleccionan piel tatuada real de los familiares muertos

Tiempo, dinero, dedicación y sello muy personal son cosas que le dan valor a un tatuaje. Ese valor puede verse en aumento cuando la persona que lo luce ha fallecido.

Esta es la causa por la que una empresa funeraria de Cleveland ofrece en su carta de servicios una tétrica tendencia: conservar el trozo de piel tatuada de los fallecidos y disponer los en marcos para que, posteriormente, los familiares puedan colgarlo en la pared.

“Save My Ink Forever” es la empresa que ofrece este servicio. Está regentada por Michael Sherwood y su hijo Kyle. La idea fue puesta en marcha tras una conversación informal entre amigos acerca del valor que simbolizan los tatuajes para la persona que los lleva.

La cadena australiana 9News recogió la narración de Kyle Sherwood acerca de cómo decidieron poner en práctica la extirpación de los tatuajes de los fallecidos y conservarlos en tapices.

La metodología que utilizan los Sherwood es extraer los trozos de piel tatuada de los fallecidos en las 72 horas siguientes a la muerte y las tratan de modo que no es necesario ningún mantenimiento a posteriori. Afirman que ese tratamiento no afecta a la dignidad del cadáver y no supone interferencias en la posterior visualización del cadáver durante las horas de cremación.

Esta práctica ha sido considerada impropia y macabra por multitud de personas pero los Sherwood se defienden considerando que es un modo de mantener un recuerdo muy significativo de los familiares fallecidos.

Respecto al coste de este servicio, depende mucho del tamaño del tatuaje. Todo el procedimiento, tratamiento y retirada del tatuaje hasta colocarlo en un marco, tiene una duración aproximada de tres meses.

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