“Cada cosa en su momento”, por Francisco Estepa.

Francisco Estepa Vílchez.

Tengo la sensación y creo que no soy el único, que en España hay algunas personas y siempre las ha habido, que necesitan de las desgracias y de enemigos de la Patria que nos azoten, para dar sentido a su vida. Ya sea una “perversa” Democracia que sustituye a una monarquía, una banda terrorista que asesine civiles y militares o una pandemia mundial, todo les vale para gritarle al resto de españoles que ellos son la solución al problema. Les da igual que la mayoría piense diferente, que muchos incluso les tengan miedo y alientan a aquellos que están dispuestos a llegar a la violencia para conquistar el poder. No tenemos más que mirar un poco la historia de nuestro país o las noticias de estos días. Ahora es el momento de apoyar al Gobierno de España que nos representa y nos defiende a todos.

En esta sociedad compleja, en la que nos hemos especializado en tareas y confiamos en los demás para proveernos de aquello que no tenemos o no sabemos hacer, la reciprocidad es un elemento fundamental para el sostenimiento de lo colectivo. Yo doy al grupo cuando tengo y el grupo me da cuando necesito. Cuando algunos abogan por menos impuestos, hay que recordarles que eso es dar parte de lo que tenemos al grupo (España) y que se nos devuelve en forma de sanidad pública, educación pública, fuerzas y seguridad de Estado, carreteras, pensiones, prestaciones para quienes pierden su empleo, etc. La riqueza nacional es de todos, frente a la riqueza personal, que es de cada uno. Ahora es el momento de recordar la importancia de tener un Estado fuerte y que lo público lo debemos sostener entre todos proporcionalmente y según nuestra situación, aunque algunos piensen que la reciprocidad es para otros.

No podemos negar que existe la necesidad de algunas personas en ayudar a los demás, pero es la forma en la que cada uno canaliza esa necesidad, la que para mí tiene dos formas diferentes. Una forma es la de quienes necesitan ver y sentir en persona que están haciendo algo por alguien, aunque sólo sea dar una moneda a quien pide en la puerta de la iglesia o ayudar al reparto de alimentos con alguna ONG para paliar puntualmente una necesidad de alguien. La otra forma es la de quienes no tienen esa necesidad personal y se sienten satisfechos sabiendo que están haciendo algo por los demás, ya sea acudiendo a una manifestación en defensa del medio ambiente, contra la violencia de género o intentando que se creen leyes que promuevan la igualdad y contra la pobreza. Intentan resolver definitivamente un problema. Estamos viendo muchas muestras de caridad y donaciones a hospitales para resolver un problema puntual, algo que hay que agradecer a quienes lo hacen y también vemos aplausos desde los balcones para todos los que luchan contra la pandemia. Se puede ayudar de las dos formas a la vez y ahora es el momento de pensar que la próxima vez debemos estar mejor preparados para no depender de que alguien done mascarillas o respiradores al sistema público de salud.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *